Desde que su relación con el entonces príncipe Felipe comenzó, para nadie es un secreto que la reina Letizia enfrentó grandes desafíos; no saber nada de protocolo, ser una mujer divorciada y no pertenecer a la aristocracia, fueron solo algunos de los impedimentos que debió sortear hasta que logró convertirse en lo que es ahora, la reina consorte de España y una de las royals más elegantes.
Al ser una mujer saludable en general y solo tener como problemas el neuroma de morton, es probable pensar que la reina no ha tenido necesidad de ser atendida por diferentes especialistas; no obstante, uno algo curioso tuvo que entrar en su vida a petición de la Casa Real.
3Formación en diplomacia
La reina Letizia también tuvo que convertirse en una hábil diplomática. Las responsabilidades de una reina incluyen representar a su país en el extranjero y recibir a líderes internacionales en España. Esto requiere una comprensión profunda de las relaciones internacionales y habilidades diplomáticas excepcionales.
Para prepararse, Letizia recibió asesoramiento de expertos en relaciones internacionales y diplomacia. Además, asistió a reuniones y eventos junto a su esposo, el entonces Príncipe Felipe, para observar y aprender. Con el tiempo, Letizia desarrolló su propio estilo diplomático, combinando su calidez personal con la formalidad necesaria de su posición.