La eterna disputa sobre la inteligencia de perros y gatos ha generado innumerables debates. Entusiastas de cada especie presentan argumentos apasionados, pero ¿qué dice la ciencia sobre esta cuestión? Brian Hare, fundador del Centro de Cognición Canina de la Universidad Duke, compara esta pregunta con elegir entre un martillo y un destornillador: cada herramienta es mejor para una tarea específica. Así, la inteligencia de perros y gatos no puede medirse fácilmente debido a sus diferencias evolutivas y adaptaciones únicas. Aquí exploraremos algunos aspectos científicos clave para entender mejor sus habilidades cognitivas.
1El cerebro y su tamaño relativo
Para cuantificar la inteligencia, muchos miran el tamaño del cerebro en relación al cuerpo. En promedio, el cerebro de los perros es 1/125 de su masa corporal, mientras que en los gatos es 1/100. Esto sugiere que el cerebro de los gatos es proporcionalmente más grande. Sin embargo, la proporción no siempre es un indicador fiable. Elefantes y leones, por ejemplo, tienen cerebros proporcionalmente más pequeños que los de perros y gatos, pero muestran grandes capacidades cognitivas.
Un factor más fiable es la cantidad de neuronas y conexiones sinápticas. Estos animales poseen entre 430 y 625 millones de neuronas en su corteza cerebral, casi el doble que los gatos, que tienen alrededor de 250 millones. Esta diferencia sugiere que los perros tienen un potencial cognitivo bruto mayor en términos de habilidades complejas como el pensamiento lógico y la emoción.