El nombre de UFC es muy conocido en nuestros días. Desde hace un tiempo (sobre todo, desde hace unos 15 años), los nombres de Conor McGregor, Khabib Nurmagomedov, Nate Días o Jorge Masvidal han pasado a formar parte de la información habitual en los medios. Y, recientemente, el de Ilia Tupuria, nuestro representante patrio (y, ahora, Campeón) en esta competición. Pero, antes, la UFC era un mundo desconocido para la mayoría de españoles; y, los que lo conocían, lo relacionaban con unas luchas bastante violentas. ¿Cómo ha conseguido convertirse en el espectáculo deportivo de moda?
Una breve visión histórica
En los primeros años de la década de los 90, a una estirpe de luchadores brasileños, los Gracie, expertos en el Jiu-Jitsu, se les vino a la cabeza la idea de descubrir quién era el guerrero definitivo (al más puro estilo de la película “Contacto Sangriento”). Para ello, reunieron a peleadores de todas las disciplinas de combate y organizaron una especie de torneo que los enfrentase entre ellos. Finalmente, todo quedó en casa y Royce Gracie se alzó con la victoria. Pero, se produjo un hecho histórico: acababa de nacer la UFC.
El concepto pasaba por hacer torneos periódicos de estas características; incluso, llegar a organizar campeonatos. Pero las cosas no fueron fáciles para la promotora. Mientras otras empresas, como PRIDE triunfaban en Japón, la UFC tenía serios problemas para consolidarse en los Estados Unidos. En gran medida, debido al espectáculo sangriento que se desarrollaba en aquellos combates de MMA (prácticamente, sin reglas). Esta naturaleza de los combates ahuyentaba a las cadenas televisivas y a diversos anunciantes. Incluso, se prohibió la celebración de eventos de la UFC en varios estados.
Llega el cambio
UFC empezó a atravesar dificultades económicas que podían hacer inviable el proyecto. En 2001, la propietaria de la promotora empezó a considerar la posibilidad de venderla. Esto llegó a los oídos de un emprendedor del mundo del deporte llamado Dana White, que convenció a dos amigos de la infancia, los hermanos Fertitta, para que la comprasen por 2 millones de dólares. Y, de paso, que le dieran a él el control absoluto de la compañía. La decisión parecía arriesgada; pero fue todo un acierto. Esta misma empresa, en 2016 se vendió por 4.000 millones de dólares. ¿Qué había pasado en este lapso de tiempo? Que White logró la transformación.
El nuevo Presidente de UFC varió las reglas para hacer los combates más atractivos. Empezó a cerrar acuerdos con compañías de primer nivel para los patrocinios y, también, con televisiones y comentaristas de gran popularidad, como Joe Rogan. Pero la parte más efectiva de su estrategia pasaba pero la promoción de los combates y de la marca. Los luchadores ganaron protagonismo con sus rivalidades, que traspasaban el octágono. Se crearon, incluso, “Reality Shows”, como TUF. Actualmente, la empresa gana millones en merchandising, con ropa propia, coleccionables e, incluso, slots inspirados en la UFC, como los que se pueden encontrar en Vegasslotsonline Spain. White entendía, perfectamente, el mundo de los negocios.
Consolidación y nuevos tiempos
A la filosofía de Dana White le faltaba una guinda en el pastel. Y tenía un nombre: Conor McGregor. Este carismático luchador irlandés poseía todo lo que la UFC necesitaba para despegar a nivel internacional: era fanfarrón, ágil con el “Trash-Talk” y un peleador espectacular en la jaula. “The Notorious” ganó popularidad a marchas forzadas y, con él, la promotora consiguió la presencia mundial. Ya todos conocían su nombre. Las peleas de McGregor han batido todos los récords de recaudación: contra Khabib, en 2018, se llegó a los 180 millones de dólares. Dos años antes, ya había llegado a los 90 millones en su revancha con Nate Díaz.
¿Y en la actualidad? Pues, otros luchadores están cogiendo el testigo y la competición está más emocionante que nunca. La incorporación de atletas de otros países cada vez populariza más la UFC a nivel internacional; aquí, en Que.es ya os hemos explicado lo que ocurre en España con Tupuria. Cada evento parece superar al anterior. Tan sólo con las entradas presenciales ya se alcanzan recaudaciones millonarias. Y, a esto, hay que sumar el Pay-per-view. La UFC está imparable, partiendo de unos orígenes con poca repercusión. Hoy, en cambio, es una de las empresas deportivas más importantes del mundo.