La publicación del epistolario ‘Cartes 1946-1983’ entre el lingüista Joan Coromines y el escritor Joan Sales por parte de la editorial Club Editor ha despertado un gran interés en el mundo de las letras catalanas. Este intercambio de 125 cartas refleja la profunda reflexión de estos dos destacados intelectuales sobre la lengua catalana y el modelo de lengua literaria que debería adoptarse.
Según la editora Maria Bohigas, este diálogo entre dos personalidades tan dispares, pero con un vínculo inquebrantable con Cataluña y un proyecto ambicioso, es «como un duelo». A pesar de sus diferencias, Coromines y Sales comparten la preocupación por establecer un ‘catalán usual’ adecuado y útil para todas las circunstancias de la vida, así como definir el modelo de lengua literaria.
La Colaboración Entre Coromines y Sales
Joan Coromines, uno de los grandes científicos del campo de la lexicología, y Joan Sales, un escritor con una sólida formación y la voluntad de establecer un diálogo con la sociedad, mantienen una colaboración «fuerte, constante y alegre», según Bohigas.
A pesar de sus discrepancias, que en ocasiones les llevaron a estar a punto de romper relaciones, ambos acaban coincidiendo en que un buen novelista es aquel que conoce su lengua.
Josep Ferrer, uno de los editores del epistolario, destaca la importancia que Coromines otorgaba al trabajo de campo, a la «lengua viva» y a la «lengua oral» como elementos clave para comprender la evolución de la lengua catalana. Por su parte, Sales se acercaba más a la lengua hablada, mientras que Coromines mantuvo siempre un vínculo con el Institut d’Estudis Catalans (IEC).
El Debate Sobre el Modelo de Lengua Literaria
El modelo de lengua literaria es un tema de debate constante en todas las lenguas, y el caso de la lengua catalana no es una excepción. Según Ferrer, Coromines y Sales «ponen todo en duda, pero no dudan de que la lengua es fundamental». Mientras que Sales se inclinaba más hacia la lengua hablada, Coromines no quiso dejar de lado al IEC en su búsqueda del modelo adecuado.
Joan Pujadas, el otro editor del epistolario, destaca a Coromines como uno de los lingüistas más preparados de su generación, lo que sin duda enriqueció y nutrió el debate con Sales sobre la lengua catalana y su proyección literaria.
El volumen concluye con la carta que Coromines envió a la viuda de Sales, Núria Folch, tras la muerte del escritor, y la respuesta que ésta le escribió al lingüista, cerrando así un capítulo fundamental en la historia de la lengua y la literatura catalana.