La Fiscalía pide 10 años de cárcel a un presunto combatiente del Frente Al-Nusra, organización terrorista

La Audiencia Nacional (AN) juzga este martes a Mohamed E.M., un hombre de origen marroquí acusado de pertenencia a una organización terrorista, por presuntamente haber combatido en las filas del Frente Al-Nusra, antigua filial de Al Qaeda en Siria. La Fiscalía pide una pena de 10 años de prisión.

El proceso judicial y antecedentes

La vista oral comenzará a partir de las 10.00 horas, después de haber sido aplazada en dos ocasiones. El primer aplazamiento tuvo lugar el pasado mes de marzo, cuando el tribunal solicitó a Turquía la sentencia por la que Mohamed E.M. ya habría sido condenado por el mismo delito en 2022. Con esto, se pretendía asegurar que no fuese juzgado dos veces por los mismos hechos, un principio conocido como non bis in idem.

En su escrito de acusación, la Fiscalía señala que se debe imponer a Mohamed E.M. una pena de 10 años de cárcel con inhabilitación especial para empleo o cargo público por un período de 10 años, y la pena de inhabilitación absoluta por un período de 16 años.

La evolución de la organización terrorista y actividades

La Fiscalía recuerda que el Frente Al-Nusra, organización terrorista a la que Mohamed E.M. presuntamente pertenece, evolucionó con el tiempo hasta denominarse Hayat Tahrir Al-Sham (HTS). Este grupo participó activamente en el conflicto sirio, teniendo como principales objetivos el derrocamiento del presidente sirio Bashar al Assad y la instauración de un Califato Islámico bajo la ley de la Sharía, igual que el Estado Islámico.

Los métodos y enfrentamientos

El HTS es conocido por su especialización en tácticas de guerra híbrida y el uso de artefactos explosivos improvisados (IEDs), así como la realización de atentados suicidas. Desde 2012, ha mantenido enfrentamientos con el Estado Islámico, negándose a disolverse y seguir su línea.

La Fiscalía sostiene que Mohamed E.M. participó de las actividades de esta organización. La prueba de esto se encuentra en diversas publicaciones en redes sociales y, concretamente, en el perfil público de Facebook ‘Abu Yihad’, donde colgó «fotografías con indumentaria militar, portando fusiles de asalto AK-47 Kalashnikov y haciendo la señal del tawhid o de la unicidad de Dios».

El reclutamiento y pruebas en redes sociales

Una de las pruebas más destacadas contra Mohamed E.M. es su actividad en redes sociales. En un fotograma, se le puede ver incluso «pisando cadáveres de miembros del Ejército Árabe Sirio (EAS) amontonados en la parte trasera de una pick-up». Además, se le ha identificado utilizando perfiles en redes «para captar a otras personas para que viajasen a zonas de combate y se uniesen a la citada organización».

Los contactos en prisión

La Fiscalía añade en su escrito que, tras su entrada en prisión en 2022, Mohamed E.M. ha mantenido contacto con otros miembros de la organización terrorista. Ha solicitado enlaces de páginas web con vídeo y contenidos emitidos por estas organizaciones terroristas, lo cual apunta a que podría seguir involucrado en actividades de radicalización y reclutamiento.

Las implicaciones y consecuencias

La condena solicitada por la Fiscalía no solo incluye la pena de prisión, sino también una inhabilitación especial que impide a Mohamed E.M. ocupar cualquier empleo o cargo público. Esto es una medida preventiva, diseñada para evitar que individuos con antecedentes por terrorismo puedan influir o radicalizar a otros desde posiciones de autoridad.

Además, la inhabilitación absoluta por 16 años lo marginará de cualquier actividad pública durante un largo período, limitando sus oportunidades de reincidir en actividades relacionadas con el terrorismo.

El contexto geopolítico

El caso de Mohamed E.M. se enmarca en un contexto más amplio de lucha contra el terrorismo internacional. Organizaciones como el Frente Al-Nusra han sido objeto de intensos esfuerzos por parte de la comunidad internacional para desmantelar sus redes y prevenir el reclutamiento de nuevos miembros. La participación de individuos en combates, la radicalización y el uso de redes sociales para la propaganda y el reclutamiento son temas de creciente preocupación para las autoridades.

Las redes sociales han demostrado ser una herramienta poderosa para organizaciones terroristas, permitiéndoles extender su ideología a una audiencia global. La identificación y monitoreo de estos perfiles es crucial para la prevención y desarticulación de posibles amenazas. El caso de Mohamed E.M. subraya la importancia de la vigilancia cibernética y la colaboración internacional en la lucha contra el terrorismo.