La reciente decisión de la Comunidad Autónoma de Madrid de negar la petición de 7.700 licencias de VTC a Cabify ha generado varias reacciones desde el sector. Mientras que algunas partes lo celebran, como las patronales, que habían advertido que la aprobación de incluso 1000 de las licencias que la empresa había solicitado a la Comunidad eran suficientes para romper el mercado, y para los taxistas que siguen pidiendo que no se aumente el número de vehículos de este tipo trabajando dentro de la ciudad.
Pero la mala noticia no será solo para Cabify. Si bien la empresa tendrá ahora que buscar estrategias legales para apelar la decisión en el camino, y tendrá que devolver a los compradores de estas licencias lo hayan invertido en las mismas, muchas de ellas fueron vendidas a particulares que ahora tendrán que exigir que se les devuelva el coste de la licencia, pero incluso en ese caso ni el alquiler de un vehículo o los intereses en caso de haber pedido un préstamo entrarán en el cálculo de la devolución de la empresa.
«Algunas de ellas se habían vendido, señalizadas con 20.000 € sobre todo, entre pequeños ahorradores y conductores con escasa formación que ahora ven comprometidos sus ahorros a la buena voluntad de una multinacional que se los quiera devolver», explican desde MOVEA a este medio. Por supuesto es un aviso que se había dado hace meses, después de todo Cabify ha solicitado hasta 20.000 nuevas licencias a la Comunidad de Madrid. De hecho, se suma a la situación que más de 12.000 licencias siguen en juego, lo que genera cierta preocupación fuera de Cabify de que el resto de estas sean aprobadas.
El nuevo problema de los conductores llega además en un momento especialmente complicado para el sector en Madrid. Aunque las dos patronales principales del sector, Unauto VTC y Aseval, firmaron un acuerdo con el Sindicato Libre de Transporte (SLT), los otros dos sindicatos del sector en la capital, Comisiones Obreras (CC.OO.) y la Unión General de Trabajadores (UGT) siguen buscando mejoras con empresas privadas del sector, y han mostrado su disposición a seguir presionando para mejoras.
Por eso, e incluso tras haber escapado de la posibilidad de una huelga general del sector en Madrid en plena campaña de verano, la presencia de reclamos de compradores de licencias VTC en Madrid que ahora no sean aprobadas es una imagen que no se pueden permitir. Para los compradores, en muchos casos conductores recién llegados a la ciudad que no tienen muchas más opciones de trabajo o empresas pequeñas que hacían su primera inversión importante en este sector.
CABIFY Y LAS LICENCIAS EN MADRID
La realidad es que el proceso de solicitud de las licencias en Madrid por parte de la plataforma de VTC ha sido controvertido desde el principio. Los avisos por sobrecargar el mercado, la venta de licencias antes de su aprobación y ahora el haber vendido licencias que terminaron siendo denegadas han hecho que Cabify esté, una vez más, en el centro de las críticas. Aunque es un sitio en el que están acostumbrados a verse.
La empresa ha tenido que lidiar con los problemas por los horarios de sus conductores, las críticas por sus sueldos, por los pocos filtros que aplica el sector a sus conductores y con el ataque permanente del sector del taxi. Visto así es de esperar que un problema como este no les preocupe demasiado en cuanto a su efecto en la opinión pública, pero es importante verlo de cerca por el efecto en sus compradores.
Son ellos, posibles conductores que al final son la base del servicio de la VTC, los que quedan con las manos vacías. Incluso asumiendo que Cabify, como se espera, devuelva a las empresas y particulares el costo de comprar las licencias, los costos asociados son muy grandes, y muchos de ellos terminaran con años de deudas con su banco sin contar con quedarse sin la posibilidad de un trabajo con el que contaban precisamente para cubrir esos préstamos y los intereses involucrados.
CABIFY DE CARA AL FUTURO
En cualquier caso, la empresa intentará apelar la decisión y que se aprueben estas licencias, además de contar con que el resto de las licencias en juego en la Comunidad de Madrid lleguen a buen puerto. Pero incluso en esta situación es difícil no pensar en esto como una derrota para Cabify, que se suma a varias que ha tenido recientemente el sector.
El no tener un espacio en los grandes festivales, la expulsión de Barcelona, o los problemas para negociar el convenio son suficiente para levantar una ceja. Pero el público los sigue usando y mientras esto último sea verdad, podrán atravesar la tormenta a pesar del caos evidente.