Uber Eats escapa de los peores castigos de la ley Rider

Uber Eats tiene motivos para ver con preocupación la situación de Glovo. La aplicación de reparto de alimentos, parte de los servicios ofrecidos por Uber, ha sido señalada tanto como el unicornio español por el uso de repartidores autónomos, pero en la práctica han sabido escapar de las peores sanciones económicas, y no tienen que enfrentar un procedimiento penal como el que ha llegado a Oscar Pierre, fundador y director de la empresa española. Lo cierto es que son dos empresas que han manejado diferente las inspecciones de trabajo que han recibido, incluso si ambas le dan largas a estos procesos. 

Lo cierto es que Uber ha escapado de al menos dos años de sanciones por qué en efecto intentó funcionar cumpliendo con la ‘Ley Rider’. Tras la aprobación de la ‘Ley Rider’, y con la pandemia en la mente, la empresa intentó funcionar con un modelo de subcontratación de flotas, pero en 2022 decidió volver a trabajar con autónomos a pesar de las protestas del ministerio de Trabajo. De hecho, la decisión de Uber en sus momentos se tradujo en el despido de unos 44.000 repartidores contratados o subcontratados a otras flotas con un modelo parecido al que aplican en su servicio de transporte. 

Ese dato les está dando algo de oxígeno en este momento. Al mismo tiempo sí siguen trabajando ignorando la normativa del país al final pueden terminar siguiendo el camino que ha seguido Glovo, y en este caso lo estarían haciendo con el conocimiento de que en el caso de su competencia esto ha llevado a una investigación penal en contra de su fundador y director ejecutivo. Al mismo tiempo, es un recordatorio de los problemas que genera trabajar con una flota de trabajadores contratados, y por qué estas empresas deciden arriesgarse a ignorar la ley a pesar de las sanciones.

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Pero «si ves las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo». La situación crítica de Glovo es un aviso de alerta para todo el sector, de que el ministerio y la fiscalía están dispuestas a mantener la presión hasta sus últimas consecuencias. Por eso el silencio de Uber es tan llamativo, después de todo con Just Eat contratando a sus repartidores, incluso si la empresa ha asumido que reducirá sus inversiones en el sur de Europa, la empresa no solo debe asumir las denuncias de ignorar la «ley rider» y trabajar con autónomos sino las de competencia desleal. 

LA SITUACIÓN DE YOLANDA DÍAZ NO CAMBIA LA REALIDAD DE LA NUEVA LEY

Aunque la empresa de reparto apuesta por qué a nivel europeo la normativa de trabajo en plataformas digitales no sea demasiado efectiva, como lo hizo saber su CEO, Dara Khosrowshahi, el caso español ha probado ser diferente. La presión que ha hecho la ministra de trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, para que se apliquen las sanciones necesarias, y la posibilidad de aprobar la ley sin negociar con gobiernos como los de Francia o Alemania, muchos más liberales, les permitió poner más presión sobre estas empresas.

La presión, por tanto, seguirá aumentando. Aunque Glovo ha sido de momento el ejemplo a la hora de implementar las sanciones hasta llevarlas a últimas instancias, Uber Eats parece el siguiente blanco más evidente. Es algo que podría afectar no solo al servicio de reparto sino a la plataforma de transporte, al menos a nivel reputacional, pero además se pueden sumar los problemas que Uber ha tenido con los taxistas, que podría multiplicar las críticas de competencia desleal a los dos servicios de la marca en España.

De hecho, ya se ha visto el efecto de las diferencias en estas empresas a la hora de lidiar con sus trabajadores. Las salidas del país de Deliveroo, Getir o Stuart señalan un problema evidente para poder operar con sin autónomos, sea por las sanciones que siguen aumentando en caso de ignorar la normativa aprobada, o bien por lo complicada que la organización de una flota contratada sumando al aumento en los costos que la misma representaría.

LOS RIDERS SIGUEN ALQUILANDO CUENTAS Y ESCONDIENDO SU USO DE UBER EATS

Mientras tanto, los riders siguen manejando a gusto sus cuentas de Uber Eats. Los alquileres hechos sin el permiso de la empresa, el uso de mochilas de otras plataformas, que incluyen las cerradas como Stuart, Deliveroo o Getir y cada vez más de ellas sin marca alguna para intentar pasar desapercibidos frente a la policía que sabe que cada vez hay más de estas cuentas operadas por repartidores sin documentos a través de acuerdos con el usuario registrado. 

De cualquier modo será interesante ver si, tras ver las consecuencias que han llegado para Glovo, Uber Eats vuelve a trabajar con repartidores contratados. En el fondo ha funcionado con su servicio de transporte, por lo que no tendría por qué ser imposible aplicarlo al reparto a pesar de sus dificultades.