El drama del joven saharaui retenido en el aeropuerto de Bilbao durante 12 días ha llegado a un punto crítico. El presidente de Zehar Errefuxiatuek, Javier Galparsoro, asegura que el activista «está dispuesto a llegar hasta el final si su situación no se resuelve». Este complicado caso pone de manifiesto la dura realidad de muchos solicitantes de asilo que luchan contra deportaciones inmediatas.
La huelga de hambre como forma de protesta
El joven saharaui, de 23 años, inició una huelga de hambre el pasado miércoles para llamar la atención sobre su situación desesperada. La Audiencia Nacional denegó la medida cautelar presentada por la organización de Galparsoro, que buscaba frenar su deportación a Marruecos. Desde su ingreso hospitalario, la preocupación es máxima debido a la gravedad de su estado y la falta de comunicación directa.
A pesar de que el joven no está oficialmente privado de su libertad, su retención en la sala de «retornados» del aeropuerto implica un estado de limbo legal que complica su situación. La falta de información sobre su estado y lugar de hospitalización agrava la preocupación de sus defensores, que consideran la situación extremadamente grave.
Permitir su entrada para demostrar su condición de refugiado
Javier Galparsoro insiste en que no buscan el reconocimiento inmediato del estatuto de refugiado, sino la autorización para que el joven pueda entrar al país y aportar pruebas sobre su situación. Galparsoro critica que la decisión de la Audiencia Nacional se haya tomado rápidamente y sin una argumentación jurídica convincente, lo que considera una vulneración de los derechos básicos del joven saharaui.
La respuesta de la ONG y los abogados
La organización y el equipo legal del joven están valorando otras actuaciones para evitar su deportación clara y claramente injusta. Estas acciones buscan alinearse con las legislaciones de asilo y la convención de Ginebra, que protegen los derechos de los solicitantes de refugio internacional.
Galparsoro enfatiza que el abogado debe luchar hasta el último minuto en favor de su cliente, especialmente cuando la vida de una persona está en riesgo. No se puede claudicar en la defensa de derechos humanos tan sacrosantos como la protección internacional.
El contexto y desafíos de los solicitantes de asilo
Este caso destaca la incertidumbre y desesperación que viven muchos solicitantes de asilo al enfrentarse a procedimientos burocráticos y decisiones jurídicas que, en muchos casos, pueden parecer arbitrarias y desprovistas de humanidad.
El caso del joven saharaui pone de relieve la necesidad de un sistema de asilo más justo y transparente que garantice una evaluación exhaustiva y justa de cada solicitud. Las organizaciones de derechos humanos abogan por procedimientos más humanos y acordes con las normativas internacionales vigentes.