La Comisión Europea ha aprobado finalmente la fusión de la aerolínea italiana ITA Airways con el grupo alemán Lufthansa, después de meses de negociaciones. Sin embargo, esta autorización está condicionada a que Lufthansa y el gobierno italiano cedan varias rutas de corta y larga distancia a otros competidores, con el objetivo de evitar distorsiones en el mercado que Bruselas había identificado inicialmente.
La vicepresidenta del Ejecutivo comunitario responsable de Competencia, Margrethe Vestager, explicó que la decisión buscaba evitar que los pasajeros terminaran pagando más o teniendo acceso a menos servicios y de peor calidad en determinadas rutas dentro y fuera de Italia. Bruselas vio problemas de competencia en algunas rutas, especialmente en conexiones con países de Europa central y en las rutas entre Italia y Norteamérica.
Concesiones para Garantizar la Competencia
Para enmendar los problemas identificados en las rutas de corta distancia, Lufthansa y el Ministerio de Economía y Finanzas italiano pondrán a disposición de una o dos compañías aéreas rivales los activos necesarios para permitirles iniciar vuelos sin escalas entre Roma o Milán y determinados aeropuertos de Europa Central. Además, deberán garantizar que uno de los competidores seleccionados tenga acceso a la red nacional de ITA para ofrecer conexiones indirectas entre ciertos aeropuertos de Europa Central y ciudades italianas distintas de Roma y Milán.
En cuanto a las rutas de larga distancia, la solución pasa por acuerdos con rivales para mejorar su competitividad en estas rutas, por ejemplo mediante acuerdos de interlínea o intercambios de slots. De esta manera, Bruselas cree que aumentarán las frecuencias de vuelos sin escalas y habrá mejores conexiones para vuelos con escala única en cada una de las rutas.
Preocupación de los Consumidores
Sin embargo, desde la organización que aglutina a consumidores europeos de una treintena de países (BEUC), han criticado la falta de claridad en la decisión adoptada por la Comisión Europea y alertado de los efectos que ello pueda tener en los precios finales que asuman los usuarios.
Según el director general de BEUC, Agustín Reyna, la «actual falta de claridad nos hace temer que los consumidores puedan pagar el precio de esta fusión en términos de tarifas más altas, menos opciones de rutas y servicios degradados«. Reyna instó a la Comisión a «resistir la presión política» y a proteger a los consumidores por encima de los intereses «de las empresas más grandes», recordando el «daño» para el sector de una «competencia insuficiente» en Europa.