Le Pen se enfrenta a la alianza inédita en Francia tras arrasar en las urnas

La victoria del partido Agrupación Nacional (RN por sus siglas en francés) en la primera vuelta de las elecciones legislativas de Francia tiene una lectura evidente: Los de Marine Le Pen han crecido en tierras galas y tienen un camino abierto para tener una mayoría absoluta en el congreso.

Pero aunque aún hay dudas de si conseguirán una mayoría absoluta frente a la alianza que la izquierda, aglutinada en el Nuevo Frente Popular (UG por sus siglas en francés), y los liberales de Juntos por la República (ENS por sus siglas) han formado para la segunda vuelta, lo que es claro es que incluso si Jordan Bardella no consigue el puesto de primer ministro la presidencia de la República Francesa puede caer en manos de Le Pen en unos años. 

Lo cierto es que en principio en la RN tienen motivos para estar nerviosos con el próximo voto del próximo. Aunque todo apunta a que tendrán una mayoría, las segundas vueltas nunca han beneficiado a los de Le Pen, sobre todo porque a pesar de sus diferencias, tanto Emmanuel Macron como Jean-Luc Mélenchon ven a su partido como un riesgo existencial. Aun así, no ha sido fácil cerrar acuerdos y aunque lo esperado es que lo consigan en la mayoría de los casos las diferencias insalvables entre el principal partido del Nuevo Frente Popular, la Francia Insumisa, y los de Macron, podrían evitar las alianzas suficientes para evitar una mayoría absoluta. 

Esta es la esperanza que tiene Le Pen en las próximas elecciones presidenciales. Aunque el presidente actual se mantendrá en el Elíseo hasta 2027 sin importar lo que pase el domingo, la señal evidente de que su partido no está demasiado dispuesto a apoyar a los de Mélenchon en una segunda vuelta si se repiten los datos puede ser suficiente para que Le Pen no se desinfle como ocurrió en 2022, es bueno recordar que RN consiguió 33,15% de los votos frente al 27,99% de UG y el 20,04% de ENS. Es decir, aún podría no ser suficiente para ganar en un duelo directo como lo son las elecciones presidenciales. 

LA POSIBILIDAD DE UN BLOQUEO INSTITUCIONAL POR LOS RESULTADOS DEL PARTIDO DE LE PEN

Pero ignorando lo que los partidos opinen unos de otros, uno de los grandes riesgos que Francia debe asumir en esta situación es el de un bloqueo institucional en la Asamblea Nacional. Aun si los de Le Pen y Bardella consiguen una mayoría, es posible una cámara baja dividida en tres partes que no pueda tomar decisiones importantes, y las elecciones para desbloquearla tendrían que esperar al menos hasta el 2025. Pero esa posibilidad parece más cómoda para Macron que una asamblea controlada por la ‘extrema derecha’.

El problema es que en su partido, donde ha perdido algo de poder, precisamente por un adelanto electoral que ni se avisó si se ha comprendido a pesar de la derrota en las elecciones europeas. Ya varios de sus ministros han dejado claro que no ven grandes diferencias entre los candidatos de la Agrupación Nacional y los de Francia Insumisa, sumadas a críticas por tomar una decisión que ha hecho un daño quizás irreversible a la coalición presidencial. Pero Macron tiene tres años para pensar en las presidenciales, en las que no puede ser candidato, y apenas esta semana para pensar en el parlamento. 

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Además, existe claro la realidad de que si la Agrupación Nacional consigue una mayoría absoluta, la realidad del país sería cuando mínimo extraña. En Francia, el presidente se encarga de las relaciones internacionales, las decisiones en defensa y la relación del país con Europa. El problema es, por dar un ejemplo, que mientras Bardella ha pedido que si se envía material de defensa a Ucrania, se prohíba que este ataque a Rusia con este material, mientras que Macron ha incluso comentado la idea de enviar tropas físicas a Ucrania. Es difícil adivinar cuál de las dos posiciones triunfaría en caso de un gobierno dividido. 

¿EL FINAL DE MACRON Y EL CENTRO EN FRANCIA?

La realidad es que si bien hay dudas sobre el resultado del próximo domingo y sobre el futuro de toda Francia, hay algo que parece evidente: Emmanuel Macron y su alianza centrista no tienen mucho más oxígeno. Los problemas internos del país, la crisis pandémica que le ha pasado factura a la popularidad de buena parte de los presidentes en activo del 2020, el crecimiento de la ultraderecha en buena parte de Europa y el desgaste normal del liderazgo del presidente francés parecen haber llevado a su partido a la ruina, no solo quedando detrás de los de Le Pen sino en tercera posición en toda Francia. 

No es un detalle menor, y explica la molestia interna del partido por el adelanto de las elecciones legislativas. De momento es una oportunidad de oro para Le Pen, y si el partido del presidente no decide apoyar a otros partidos, le puede terminar dejando el control tanto de la Asamblea Nacional este domingo como de la presidencia en 2027, pero no se sabrá con seguridad hasta el próximo domingo.