Puigdemont compara al TS con la mafia tras mantener la orden de detención

La relación entre el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el Tribunal Supremo ha sido tensa y polémica desde hace años. Recientemente, Puigdemont ha vuelto a expresar su crítica al alto tribunal, comparándolo con la mafia después de que este rechazara amnistiar la malversación del ‘procés’ y mantuviera su orden de detención en su contra.

En un apunte publicado en una plataforma digital, Puigdemont ha utilizado el término «La Toga Nostra» para referirse al Tribunal Supremo, una metáfora que evoca la estructura y el funcionamiento de la mafia. Esta comparación refleja la profunda desconfianza y el rechazo que Puigdemont siente hacia la institución judicial que lo ha procesado y condenado por su papel en el proceso de independencia de Cataluña.

EL RECHAZO A LA AMNISTÍA POR PARTE DEL TRIBUNAL SUPREMO

La decisión del Tribunal Supremo de no aplicar la amnistía a los condenados y procesados del ‘procés’ ha sido un duro golpe para Puigdemont y sus aliados políticos. Según la Fiscalía, no hubo enriquecimiento patrimonial ni se afectó a los intereses de la Unión Europea, lo que podría haber sido un argumento a favor de la amnistía.

Sin embargo, el alto tribunal ha mantenido su posición y ha rechazado esta medida, lo que significa que la orden de detención contra Puigdemont seguirá vigente. Esta decisión ha sido interpretada por el exlíder catalán como una muestra de la falta de imparcialidad y de la voluntad política del Tribunal Supremo para hacer justicia en este caso.

Para Puigdemont, el rechazo a la amnistía es una prueba más de que el Tribunal Supremo actúa como una entidad cercana a la mafia, utilizando su poder para perseguir a los independentistas catalanes y mantener el statu quo político en España.

LA PERSISTENCIA DE LA ORDEN DE DETENCIÓN CONTRA PUIGDEMONT

La orden de detención contra Puigdemont sigue vigente, a pesar de los esfuerzos del exlíder catalán por eludirla y evitar su extradición a España. Desde que huyó del país en 2017, Puigdemont ha vivido en el exilio en Bélgica, donde ha trabajado incansablemente para mantener viva la causa independentista y denunciar lo que considera una persecución política en su contra.

La persistencia de la orden de detención ha sido un obstáculo constante para Puigdemont, quien ha intentado en varias ocasiones viajar a diferentes países sin éxito. Cada vez que lo ha intentado, las autoridades locales han actuado en cumplimiento de la orden emitida por el Tribunal Supremo, lo que ha impedido que Puigdemont pueda regresar a Cataluña o participar en eventos públicos en el extranjero.

Para Puigdemont, esta situación de persecución y de impedimentos legales es una manifestación más de la falta de justicia y de la parcialidad del sistema judicial español. Considera que el Tribunal Supremo ha actuado de manera sesgada y politizada en su caso, lo que ha contribuido a mantener viva la tensión y la polarización en torno al conflicto catalán.

En resumen, la comparación de Puigdemont del Tribunal Supremo con la mafia y la vigencia de la orden de detención en su contra son elementos que evidencian la profunda desconfianza y el rechazo del exlíder catalán hacia la institución judicial que lo ha procesado y condenado. Para Puigdemont, el Tribunal Supremo no actúa con imparcialidad y justicia, sino que responde a intereses políticos que buscan mantener el control sobre el conflicto catalán. Esta percepción ha contribuido a alimentar aún más la polarización y la tensión en torno a esta cuestión territorial que sigue siendo un desafío para la estabilidad política en España.