Los obispos de las dos Diócesis de las Islas Canarias, José Mazuelos y Bernardo Álvarez, junto con el obispo auxiliar Cristóbal Déniz, han emitido una carta en la que, al igual que en ocasiones previas, expresan su preocupación por la situación migratoria que atraviesan las islas y hacen un llamamiento a las comunidades cristianas para fomentar la cultura de hospitalidad y colaborar en la búsqueda de soluciones.
La importancia de la solidaridad y la interculturalidad en Canarias
En su comunicado, los obispos de Canarias hacen un llamamiento a todas las comunidades autónomas para que muestren apertura y solidaridad interterritorial frente a la crisis humanitaria, especialmente en lo que respecta a menores y jóvenes migrantes no acompañados. Destacan que esta solidaridad es un deber tanto en el marco de las leyes españolas e internacionales como en términos morales para la comunidad católica.
Expresan su rechazo a la instrumentalización ideológica y a discursos alarmistas en torno a la migración de menores, así como al complejo fenómeno de las migraciones. Los obispos subrayan que el aumento de la migración responde a un contexto internacional marcado por la falta de seguridad y oportunidades en muchos países, afectados por desequilibrios en el comercio internacional, conflictos armados impulsados por intereses económicos, y gobiernos que no velan por el bienestar de sus ciudadanos, con la complicidad de empresas multinacionales.
Destacan que para reducir de manera efectiva los flujos migratorios, es imprescindible garantizar condiciones de vida, trabajo y dignidad en los países de origen. Asimismo, señalan que muchas personas no se lanzarían a viajes inciertos y peligrosos si tuvieran oportunidades más justas en sus lugares de origen y si se promovieran vías seguras y legales de migración por parte de España y Europa. Resaltan las valiosas contribuciones que las personas migrantes aportan a la sociedad.
Promoviendo el encuentro y la lucha contra la discriminación
En este sentido, hacen un llamado a promover una cultura del encuentro, superar el temor al extranjero, combatir las redes de tráfico de personas y favorecer el desarrollo de los países de origen. Hacen referencia a la Encíclica Fratelli Tutti, que subraya la necesidad de abordar estos retos globales con acciones colectivas, evitando la construcción de «muros» que alimentan las mafias y el miedo.
Los obispos muestran su reconocimiento al esfuerzo extraordinario de los líderes políticos y de la sociedad canaria frente a la crisis migratoria, pero también señalan la saturación de los centros de acogida y la insuficiencia de infraestructuras que dificultan una acogida digna y acorde con los derechos humanos de los menores no acompañados.
José Mazuelos, Bernardo Álvarez y Cristóbal Déniz celebran la apertura de un camino de esperanza por parte de los gobernantes y políticos para abordar esta problemática. Asimismo, alientan al diálogo y a las iniciativas entre las diferentes administraciones públicas para fomentar la solidaridad interterritorial y sugieren la creación de modelos de acogida integrales que favorezcan la formación laboral y la integración de los jóvenes migrantes.
Con este llamado a la solidaridad, la hospitalidad y la promoción de la cultura del encuentro, los obispos de Canarias aspiran a sensibilizar a la sociedad y a las instancias gubernamentales sobre la urgencia de abordar de manera integral y humana la compleja realidad migratoria que afecta a la región y al mundo en general.