En la lista de radares que más multan de la DGT está este: 19.000 sanciones en un año

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En el corazón de Barcelona, un discreto pero implacable vigilante de la velocidad ha captado la atención de conductores y autoridades por igual. El radar ubicado en el kilómetro 14,3 de la Ronda de Dalt, en sentido Llobregat, se ha coronado como el dispositivo más sancionador de la ciudad condal, acumulando más de 19.000 multas por exceso de velocidad en 2023, pero este no es del único radar que deben cuidarse los conductores. En este artículo te contaremos que otros radares de la Dirección General de Tráfico (DGT) generan un sinfín de multas al año.

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El rey de los radares: Un dispositivo urbano que desafía las estadísticas nacionales

El rey de los radares: Un dispositivo urbano que desafía las estadísticas nacionales

En el panorama de la seguridad vial española, donde la DGT despliega cerca de 2.000 radares en vías interurbanas, emerge un inesperado protagonista en el ámbito urbano. El radar situado en la Ronda de Dalt de Barcelona ha logrado lo impensable: superar en eficacia a muchos de sus homólogos en carreteras y autopistas, registrando la asombrosa cifra de 19.447 multas por exceso de velocidad en un solo año.

Este cinemómetro, instalado estratégicamente en un paso inferior donde la velocidad está limitada a 80 km/h, ha demostrado ser una herramienta extraordinariamente eficaz para el control del tráfico urbano. Su ubicación, aparentemente común en una vía rápida urbana, esconde la clave de su éxito: la combinación de un límite de velocidad relativamente alto para una vía urbana y la tendencia de los conductores a acelerar en tramos rectos y cubiertos.

La efectividad de este radar no solo pone de manifiesto la persistencia de conductas imprudentes entre los conductores barceloneses, sino que también plantea interrogantes sobre la percepción del riesgo en entornos urbanos. ¿Por qué un radar en plena ciudad logra captar más infracciones que muchos de sus equivalentes en carreteras abiertas? La respuesta podría residir en la falsa sensación de seguridad que experimentan los conductores en vías urbanas bien pavimentadas y aparentemente menos congestionadas.

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