Los repartidores de Glovo y Uber Eats recurren a mochilas sin marca

Si hay una señal inmediata de la forma en que los repartidores de Glovo o de Uber Eats enfrentan el día a día, es la variedad de mochilas que se ven a sus espaldas. No es especialmente extraño ver un repartidor de un pedido hecho a través de una de estas plataformas, llegar con una mochila térmica de otra, o bien una sin ningún tipo de identificativos. Hay varios motivos para esto, y aunque algunos casos son tan simples como un repartidor que ha trabajado para varias plataformas, otras veces se trata de una forma de camuflarse. 

Hace unos meses, por este mismo medio se reportaba que los repartidores de empresas como Glovo o Uber Eats, aquellos que operan como autónomos y que, por tanto, incluyen en sus filas algunos repartidores que usan cuentas alquiladas de forma ilegal, puesto que aún no tienen papeles. Si bien estos son víctimas de la lentitud de los procesos burocráticos en España, en la práctica también saben que son uno de los blancos predilectos de los policías que se dedican a ubicar personas que están trabajando ilegalmente en el país. 

Las propias plataformas saben que sus trabajadores autónomos, esos que trabajan de forma legal, muchas veces trabajan para varias de ellas. Por tanto, no hay ningún tipo de sanción interna por usar una mochila de otra marca o sin ningún tipo de distintivo empresarial, excepto el del fabricante de la misma.

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No es un detalle menor y que ha obligado a los repartidores a camuflarse. No solo se trata de los que en efecto operan de forma ilegal, sino que en ocasiones es una forma de evitar perder tiempo para aquellos que tienen sus papeles en regla. Por eso se siguen viendo mochilas de Deliveroo o Stuart en las calles, y por eso en los grupos de Facebook o en las plataformas de venta como Wallapop cada vez se ofrecen más mochilas sin marca alguna o incluso de empresas que ya no operan en España. 

Mientras tanto, Glovo, Uber Eats y Just Eat siguen buscando estrategias para controlar esta situación. Además de las medidas tomadas para enfrentar la plaga de cuentas alquiladas de forma ilegal estas venden sus mochilas reguladas a los repartidores que las necesiten y en el caso de Just Eat se prohíbe vender los insumos de trabajo, y se pide que sean devueltos cuando el trabajador abandone la empresa, aunque admiten que es imposible mantener el control al 100% y no es difícil ubicar una mochila de la empresa en venta a través de una de estas aplicaciones o bien de plataformas como Facebook e incluso Twitter. 

GLOVO Y UBER EATS EN EL CENTRO DEL HURACÁN

De momento, tanto Glovo como Uber Eats están a mitad del inevitable caos de unas nuevas regulaciones pensadas específicamente para su modelo de empresa. Ya no es solo la ‘Ley Rider’ en España y el ‘reglamento europeo de trabajo en plataformas’ en el resto de la Unión Europea, sino que medidas como la reducción de la jornada laboral o las subidas de sueldo mínimo los señalan. 

De hecho, recientemente Glovo fue clasificada por Fairwork como la peor plataforma digital para los nuevos trabajadores y Uber Eats como una de las peores. Con esos datos detrás es complicado evitar que los señalen las nuevas leyes, o que consigan personas fuera de su base de trabajadores dispuestos a defenderlos cuando estas medidas los afectan. No parece casual que mientras otras medidas tomadas por Yolanda Díaz siguen siendo discutidas, la ‘Ley Rider’ parece haber sido olvidada a pesar de no ser tan efectiva como se deseaba. 

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De momento siguen buscando cómo adaptarse. Delivery Hero, la matriz de Glovo, está preparada para pagar las sanciones por incumplir este tipo de reglamentos y sigue defendiendo que sus trabajadores son autónomos, de hecho en España medidas como el multiplicador existen precisamente para que estos entren dentro de la definición de autónomo. 

LAS PÉRDIDAS SIGUEN SIENDO PARTE DE LA RUTINA DE LAS EMPRESAS DE REPARTO

Mientras tanto, en la práctica las pérdidas siguen siendo parte de la realidad de cualquiera de estas empresas de reparto. Apartando a Uber Eats, gracias a los ingresos generados por el apartado de transporte de Uber, la realidad es que sigue siendo un problema generalizado para las empresas de reparto, un suficientemente común que ha sido señalado por Bloomberg tanto como por el comediante John Oliver.

Por eso es tan complicado tomar una medida radical sobre el sector. En la práctica es complicado tomar una medida radical cuando a pesar del crecimiento es un sector que sigue aprendiendo como funciona, y cuando siguen intentando resolver la situación y poner sus números en verde de forma permanente.