Hace unos meses Tinder y Wallapop anunciaron una alianza pensada para que los usuarios de la plataforma de reventa pudiesen vender los regalos u objetos olvidados por sus ex. Sin embargo, como ya lo saben otras aplicaciones digitales, es difícil controlar lo que se vende en la aplicación de reventas de objetos usados. Es que en la página se pueden conseguir códigos para cuentas premium prepagadas por algunos meses o sesiones de fotos pensadas para facilitar la creación de un perfil en la aplicación, o en competidoras como Badoo o Bumble.
Es una situación curiosa, sobre la que Wallapop tiene poco control, pero que se repite en el sector digital más de lo que gustaría a buena parte de las empresas involucradas. No es solo que reduzca la confianza de los usuarios de las dating apps, sino que además demuestra lo complicado que es existir en línea y evitar que alguien intente exprimir algunos euros extra del concepto de negocio que inventaste. Es tan cierto para Tinder como para Cabify, Glovo o para el mercado de los videojuegos. Son realidades imposibles de evitar en la plataforma de reventa, después de todo no es complicado ubicar este tipo de problemas en aplicaciones como las norteamericanas Ebay y Craigslist o MilAnuncios.
De todos modos, no es buen momento para enfrentar este tipo de situaciones en Tinder. Como empresa cada vez tienen más ojos encima por las cuentas falsas, los problemas con las estafas y el cambio de paradigma que hace que estas plataformas apuesten por otras estrategias para ser rentables han hecho que sea mucho menos popular en el país, y se vea algo atascada en su base de usuarios alrededor de un millón y medio, un número en el fondo bastante decente.
Para Wallapop el problema es otro. Lo cierto es que hay varios motivos por los que se puede pedir a la aplicación de reventas que mejore sus filtros. Es cierto que hay algunas cosas que ya no aparecen en la plataforma, no es tan fácil conseguir entradas de concierto y la misma ha evitado que se hagan ventas ilegales a través de la plataforma, algo que famosamente la norteamericana Craigslist no siempre ha podido hacer. De cualquier modo, para Tinder es una señal clara de los cambios necesarios si quiere cuidar su puesto dentro de su sector.
TINDER CUIDA SUS NÚMEROS A PESAR DE LOS PROBLEMAS
Pero a pesar de este tipo de situaciones, Tinder sigue teniendo una ventaja importante en cuanto a su base de usuarios. Un millón y medio de usuarios activos muestran que sigue habiendo quien apuesta por este tipo de plataforma para intentar conseguir compañía, sea a largo plazo o para una sola noche. No es un dato menor a tener en cuenta, después de todo estos usuarios, que evidentemente si siguen en la aplicación es que no han conseguido lo que buscaban, y que la misma sigue intentando que paguen por mayor visibilidad y por likes ilimitados.
Por eso es tan problemático que alguien ofrezca una cuenta premium por 10 euros, casi un tercio de lo que cuesta pagar este tipo de opción a través de la propia Tinder. Pero de cualquier modo son usuarios que se mantendrían en la aplicación, y que mientras sigan usándola sin cansarse de su funcionamiento y sin pasarse a una aplicación de la competencia. Son pequeñas victorias, pero qué usuario a usuario pueden funcionar para mantenerse a la cabeza de un sector que sigue siendo clave dentro del mundo digital.
Al mismo tiempo, siguen en proceso de aplicar varias medidas para protegerse a lo interno de cuentas falsas y deben responder siempre por los problemas en su algoritmo, que parece diseñado para generar menos encuentros que en el pasado.
WALLAPOP Y LAS PLATAFORMAS DIGITALES
De todos modos, la situación de Wallapop no los obliga a enfrentar del todo este tipo de ofertas. Más allá de la solicitud de Hacienda que hace que aplicaciones como esta o Vinted deban compartir datos por motivos de impuestos, no es necesario poner la lupa sobre todos los pedidos y en el caso de los servicios de citas específicamente no hay nada ilegal en el proceso.
Lo que sí genera dudas es la presencia de otro tipo de ofertas, como los materiales de riders de Glovo o de Uber Eats. Es una situación interesante, que habla menos de la propia Wallapop y más de la cantidad de espacios que se han ido mudando al mundo digital, después de todo si la vida romántica está allí no debería ser una sorpresa que sea verdad para más proyectos.
