Tras tres años desde la aprobación, tanto Glovo como Uber Eats siguen en la búsqueda de fórmulas imaginativas para evitar las sanciones por saltarse la ‘Ley Rider’ en lugar que dar solución y cumplir con la normativa. No es un dato menor, sobre todo ahora que la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha situado su foco político en la reducción de la jornada laboral a las 37,5 horas semanales, abandonando su hasta ahora ariete de batalla: el cumplimiento de la ley rider. De esta forma, los repartidores quedarían fuera de este cambio en la jornada laboral.
El problema es que los repartidores siguen en su condición de autónomos, o de «falsos autónomos», como lo ha definido la ministra, a pesar de que la ley tanto en España como en Europa en teoría define una relación de laboral entre los repartidores y las empresas encargadas. Al funcionar de esta forma, y con un ingreso que depende de su facturación en lugar de ser un sueldo fijo, los repartidores quedarían por fuera de esta reducción de jornada y ni su horario de trabajo ni su ingreso se verían afectados por esta situación.
La realidad es que la mayoría de los repartidores siguen en esta situación, y aunque desde las empresas como Glovo defienden que al preguntar la mayoría de los repartidores defienden su estatus de autónomo, no todo el mundo está de acuerdo en que es la mejor forma de crear condiciones laborables para el trabajo dentro del sector. Los comentarios de la directiva de Just Eat son evidentes, pero además el estudio reciente de Fairwork, la plataforma alemana dedicada al análisis de los trabajadores de plataformas, señaló que la mayoría de los trabajadores del sector no cumplen con las condiciones mínimas de un trabajo aceptable.
LA REDUCCIÓN DE JORNADA PUEDE CORRER CON LA MISMA SUERTE QUE LA LEY RIDER
El informe señala sobre todo al unicornio español. No solo recuerda que Glovo y su matriz, la alemana Delivery Hero, se han negado, abiertamente, a contratar a los repartidores y defendido su estatus laboral, es lo mismo que les ha llevado a aplicar medidas como el controvertido multiplicador que permite a los trabajadores tener control sobre lo que cobran, una de las exigencias de la ley para ser considerados autónomos, y han permitido por lo mismo la subcontratación de cuentas.
En cualquier caso, el riesgo que señalan desde organizaciones como dedicadas a los derechos de los repartidores es que al no hacer cumplir la ley rider se vulneren las próximas leyes aprobadas por el ministerio. Lo han comentado con el intento de aplicar la «Ley Rider» a otros sectores, como los trabajadores del hogar, y lo han hecho con esta reducción de jornada que Yolanda Díaz asegura estar dispuesta a aprobar incluso sin el consenso de la CEOE.
De todos modos, aún no está aprobada la medida, y no hay duda que los resultados de las elecciones europeas han quitado algo de poder a la ministra, lo que hace que sea más difícil forzar algunas de sus leyes cuando generan suspicacia dentro del Gobierno o en los empresarios. Al mismo tiempo, es de esperar que su decisión para lidiar con esta realidad sea aumentar la presión de varias de sus medidas, precisamente para mejorar su popularidad antes que la misma vuelva a ser medida electoralmente.
Así las cosas y como suele suceder, los repartidores quedan fuera del tablero. Sea aquellos que operan sin documentos, o incluso aquellos que simplemente siguen siendo considerados autónomos por la empresa a pesar de la normativa de España y Europa. Es un momento delicado para el sector, no solo por los problemas económicos de las empresas de reparto, sino también por la complicada situación del sector a nivel internacional en el que las pérdidas son difíciles de evitar, con la excepción de Uber Eats, aunque esto se debe a que los principales ingresos de esa empresa vienen del sector transporte.
GLOVO: LA PLATAFORMA PEOR VALORADA PARA TRABAJAR
La realidad es que los problemas de Glovo no se acaban en cómo manejen la nueva jornada laboral o en las sanciones de la ley Rider. Aunque la situación española hace que para muchos trabajadores sea un espacio necesario, según la propia Fairwork es la peor plataforma digital operando en España para sus trabajadores, específicamente tomando en cuenta a los repartidores.
Empresas como ‘La Pájara’, una startup de mensajería, Just Eat o incluso Uber Eats, son mejor clasificadas por el estudio que Glovo. Es un recordatorio para cualquier posible repartidor, al mismo tiempo se debe sobre todo a su realidad como autónomos, que los pone en una situación complicada, difícil en su día a día, aún si deben seguir operando como riders para poder subsistir sin grandes problemas.