En España, con un parque automovilístico que supera los 35 millones de vehículos, las placas de matrícula son el equivalente al documento de identidad de los coches. Desde su primera implementación en 1900 en Palma de Mallorca, estas placas han evolucionado notablemente. Sin embargo, detrás de esta aparente simplicidad se esconde un enigma legal y operativo: las matrículas opacas, reservadas para usos oficiales y de seguridad, que han permitido la impunidad y el anonimato en ciertos sectores del Estado. La Dirección General de Tráfico (DGT) se ha pronunciado al respecto y ha dejado a más de un conductor indignado. En este artículo te contaremos por qué estás matrículas gozan de mayor libertad ante la mirada de la DGT.
2El agujero legal de la DGT: Matrículas ocultas y seguridad nacional
Desde tiempos inmemoriales, la DGT ha reservado una serie de matrículas para usos oficiales, denominadas matrículas ocultas u opacas. Estas placas no solo están fuera del alcance del registro público sino que su información está restringida, abriendo un vacío legal significativo. Este tipo de matrículas surgieron como una necesidad imperiosa durante la lucha contra la banda terrorista ETA, donde preservar la identidad de los vehículos utilizados en operaciones de seguridad era fundamental.
Según informaron autoridades de la DGT, en situaciones de alta peligrosidad y para proteger la integridad de las fuerzas de seguridad y personalidades relevantes, estas matrículas ofrecían un escudo de anonimato. Sin embargo, este sistema ha derivado en un uso que, en ocasiones, roza la impunidad, permitiendo que ciertos vehículos oficiales no sean detectados por los sistemas de control de tráfico habituales.