Óliver Torres cuenta una curioso anécdota con Sergio Ramos como protagonista
A día de hoy, Óliver Torres es todavía jugador del Sevilla FC, sin embargo, su continuidad con la entidad hispalense parece imposible. Así, antes un final de contrato inminente, 30 de junio de 2024, todavía no existe un acuerdo de renovación lo que hace indicar que el extremeño no seguirá vistiendo la camiseta del conjunto andaluz.
Entre tanto, el atacante participado en una entrevista para analizar su situación personal y la actualidad del que todavía es su equipo. Son precisamente unas declaraciones sobre el vestuario del Sevilla FC las que más han llamado la atención y tienen a Sergio Ramos como protagonista.
El mejor compañero para Óliver Torres
Óliver Torres es un futbolista con muchos años en activo y que ha pasado por múltiples equipos lo que le ha permitido coincidir con un sinfín de compañeros de profesión. Sin embargo, nunca había compartido vestuario con Sergio Ramos y, a pocos días de su llegada al Sevilla FC, quedó impresionado con el compañerismo y la actitud del camero.
Así, el propio Torres reconoce en la entrevista que Sergio Ramos es posiblemente el mejor compañero con el que ha jugado «por lo que transmite al grupo, por lo que te da a nivel individual, por todo». Y es que, ha quedado demostrado en muchas ocasiones que la influencia de uno de los capitanes sevillistas va más allá del juego.
Un ejemplo de compromiso y unidad
Al tiempo que Óliver Torres reconoce a Sergio Ramos como el mejor compañero, también destaca su compromiso y la fuerza del de Camas para hacer grupo. Recuerda el extremeño una situación en la que quedó patente el liderazgo y la implicación del capitán tras un partido de Champions League que el Sevilla FC perdió.
«Un día que perdimos contra el PSV y entró todo el mundo al vestuario intentando señalar culpables. Sergio se levantó de su asiento y dijo que lo que había que hacer en ese momento era callarse todo el mundo y que el que no estuviera en ese barco, que cogiera la puerta y se fuera», comienza. «Fueron unas palabras que calaron mucho. A partir de ahí nos dimos cuenta de que el problema y la solución estaban en el vestuario y que teníamos que apoyarnos».