Down España exige al Gobierno que cumpla con las recomendaciones de la ONU y apueste por una educación inclusiva, garantizando el acceso a una educación de calidad en igualdad de condiciones para todos los alumnos. Esta petición surge a raíz de un informe de Naciones Unidas que revela una preocupante realidad: más de 41.000 alumnos con discapacidad en España se encuentran escolarizados en centros o aulas especiales, lo que supone una segregación incompatible con el modelo de educación inclusiva que debería estar implementado en 2031.
La organización recuerda que la educación inclusiva es un derecho fundamental, no una mera sugerencia. Agustín Matía, director de Down España, subraya la importancia de este derecho, afirmando que la educación inclusiva y de calidad para las personas con discapacidad debe ser respetada, primando sobre cualquier decisión familiar. Matía enfatiza que el derecho a una educación inclusiva reside en la persona con discapacidad, y es responsabilidad de las familias apoyar y facilitar el acceso a la misma.
Por un sistema educativo inclusivo y de calidad para todos
Down España argumenta que el sistema educativo general debe ser inclusivo por diseño, y no coexistir con un sistema de educación especial paralelo. La segregación en centros o aulas especiales se configura como una forma de discriminación, infringiendo la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
La resistencia al cambio hacia un modelo educativo verdaderamente inclusivo se debe, en gran medida, a intereses creados que buscan mantener el statu quo. El presidente de Down España señala la existencia de una presión ejercida desde diversos frentes (centros educativos, profesorado, inspectores y administraciones) para derivar a los alumnos con discapacidad intelectual, como el síndrome de Down, hacia la educación especial. Esta presión, en la mayoría de los casos, busca evitar los cambios profundos que requiere el sistema para ser realmente inclusivo.
La transformación del sistema educativo actual es crucial para garantizar que los niños con síndrome de Down, y cualquier otro tipo de discapacidad, puedan acceder a una educación de calidad en un entorno inclusivo. Esta transformación requiere una inversión en recursos humanos y materiales, así como una formación adecuada para el profesorado, que les permita atender la diversidad del alumnado y proporcionar los apoyos necesarios para el desarrollo integral de todos los estudiantes.