El dilema de la última croqueta, una situación cotidiana que puede generar incomodidad y hasta roces entre comensales. ¿A quién le corresponde ese último manjar frito, dorado y crujiente? ¿Existe una regla de etiqueta que dicte el destino de esta deliciosa pieza?
Para resolver este enigma gastronómico, acudimos a una experta en la materia, María José Gómez y Verdú, quien, además de ser una reconocida figura en el mundo del protocolo y conocida en redes sociales como @protocoloyetiqueta.es, ofrece una respuesta clara y concisa a este dilema.
3La importancia de la cortesía
Según Gómez y Verdú, la clave para abordar este dilema radica en la cortesía y la amabilidad hacia los invitados, el anfitrión, como figura central de la mesa, debe evitar quedarse con la última croqueta, ya que esto podría generar incomodidad o incluso la percepción de que no ha sido generoso con sus invitados.
Según la experta en protocolo, la anfitriona o anfitrión tiene la responsabilidad de velar por el bienestar y la comodidad de sus invitados, en este contexto, la última croqueta puede considerarse como un gesto de generosidad por parte del anfitrión hacia sus invitados.
En lugar de apropiarse de la última croqueta, el anfitrión debe cederla a sus invitados, un gesto sencillo, pero significativo, que demuestra consideración y atención hacia los demás; de esta manera, se evita la situación incómoda de que alguien tenga que pedirla explícitamente o se quede con las ganas de probarla.