Largos procesos legales, mantener a los repartidores como autónomos en el intermedio y mantener sus estrategias de Lobby de cara a las instituciones europeas. A pesar de los 45.000 repartidores de Glovo que se ha regularizado en lo últimos años, según publica El País, la plataforma de entrega de comida sigue buscando estrategias para alargar el pago de las sanciones impuestas, y sigue defendiendo que en la práctica sus repartidores son autónomos al poder elegir sus horarios y, a través del multiplicador, definir lo que cobran por cada uno de los repartos que realizan durante su trabajo.
Hay motivos suficientes para ver la estrategia con suspicacia. Aunque desde la plataforma y su matriz, la alemana Delivery Hero, se ha asumido que cumplir con la ley rider, y con el reglamento europeo de trabajo en plataformas puede ser demasiado costoso, no es como si la estrategia actual sea barata, los abogados y el lobby europeo no son baratos, pero un sueldo fijo para repartidores, y el tener que cubrir algunas de sus necesidades, como vehículo, seguridad y las mochilas nuevas en caso de dañarse alguna y la protección en caso de un accidente, son problemas que tendrían que asumir como plataforma.
Es que tener un empleado evidentemente genera una lista de responsabilidades que no tienen al utilizar trabajadores autónomos. Lo saben ex competidores como Stuart y otros que siguen operando en España como Just Eat, que han tomado esa decisión y lo saben empresas de restauración con su propia flota de repartidores como el caso de Burger King o Telepizza. Es una decisión que no es fácil de asumir, aunque si las sanciones se siguen acumulando, y asumiendo que al final del día pierdan un alto porcentaje de los juicios al respecto, puede ser la opción más barata.
UN PROBLEMA PARA GLOVO ANTES DE LA LEY RIDER
Se suma que para la plataforma el problema viene incluso desde antes de la entrada en vigor de la ley rider. Las largas horas de trabajo y la incapacidad de asumir lo que quieren cobrar por servicio ha hecho que en la práctica no sean vistos como autónomos por varios jueces una vez que se revisan los casos. Sumado al hecho que en este momento todavía hay muchos de estos procesos en las cortes abiertos antes que la ley entrará en vigor, es evidente que el problema es mucho más complicado que simplemente una nueva ley.
Pasa además que por el tamaño de la flota es difícil controlar cómo se manejan las cuentas por parte de los repartidores. Cuentas alquiladas a usuarios sin documentos, pasando por alto las exigencias de la propia plataforma, hackers dedicados a desbloquearlas y la venta de insumos a los repartidores como mochilas, originales o piratas, bicicletas y cascos, sumado a la complicada situación de los repartidores cuando hay un accidente en el que al ser ‘autónomos’ o ‘falsos autónomos’ no tienen por qué contar con el apoyo de la empresa, sobre todo si se trata de uno que haya alquilado la cuenta de forma ilegal, algo demasiado común.
El siguiente problema es que la competencia los empieza a señalar con base en la nueva ley. Las declaraciones de Just Eat, señalando que ignorar la ley con tal de mantener el precio más bajo que sus competidores y a eso se suma las peticiones directas a los candidatos franceses para las próximas elecciones europeas, que pueden tener un efecto directo en cómo se manejan este tipo de reglamentos en toda la unión y en los países que de momento no siguen el reglamento.
GLOVO COMO PARTE DE UNA MATRIZ EN SITUACIÓN COMPLICADA
Lo cierto es que los problemas de Glovo, que sigue siendo la aplicación de pedidos predilecta de los españoles a pesar de sus problemas individuales, es solo una pieza dentro de una empresa que sigue escindiendo las señales de alarma. Delivery Hero no está en un momento fácil, con el conglomerado alemán hablando abiertamente de lo incierto de su futuro y Uber, uno de sus principales competidores a través de Uber Eats, acaba de comprar el 3% de sus acciones y aunque todo indica que los motivos son mantener a todo el sector a flote no es que este se encuentre en el mejor estado.
Se suman las pérdidas completas de todo el sector, que ya empiezan a ser preocupantes. Precisamente entre las sanciones, la cantidad de aplicaciones y el hecho que estas se permitieron trabajar con pérdidas demasiado tiempo han generado un problema difícil de resolver. El que ahora se les pida contratar a los trabajadores de reparto es un cambio de esquema que no se queda en Europa, siendo una realidad cada vez más global derivada de los problemas reputacionales de todo el mundo de los riders.