La parte blanca del fuet es una capa que lo cubre y se conoce como «velo blanco». Esta capa no es harina, como algunos podrían pensar, sino que es un tipo de moho que protege al fuet y contribuye a su sabor y aroma.
Este delicioso embutido, que es consumido con muchísima frecuencia y de múltiples maneras, suele encontrarse presente en casi todos los hogares. ¿Disfrutas comerlo? Alguna vez te has preguntado ¿qué pasa si te comes la parte blanca? ¡Descúbrelo!
5Consejos para disfrutar al máximo de este embutido
Lo primero que debes tener presente es elegir un fuet de calidad. Busca un fuet con un color rojo intenso y una textura firme pero no dura. La piel debe ser blanca y estar libre de manchas o moho. Existen diferentes tipos de fuet, como el fuet catalán, el fuet de Vic y el fuet ibérico. Cada uno tiene su propio sabor y aroma característicos.
Presta atención a la fecha de caducidad y a los ingredientes. Algunos contienen conservantes o nitratos, por lo que si prefieres evitarlos, busca un fuet natural. Este embutido se conserva mejor en un lugar fresco y seco, como la despensa o la nevera.
Al momento de consumirlo, recuerda que lo puedes comer con o sin piel. Si prefieres no comer la piel, simplemente pélala con un cuchillo afilado. Córtalo en diagonal, pues, esto ayuda a liberar mejor sus sabores y aromas; y no olvides servirlo a temperatura ambiente, ya que se disfruta mejor a temperatura ambiente. Sácalo de la nevera unos 30 minutos antes de servirlo.