Tinder, la plataforma que redefinió cómo se entendían las citas en internet, ya tiene 12 años funcionando en España, pero la realidad actual dista mucho de sus mejores momentos. Dado que poco a poco la plataforma ha ido sumando opciones de pago que alejan a los usuarios de encontrar el amor, o un encuentro casual, de forma gratuita, no debería ser una sorpresa que el panorama de la aplicación ha cambiado, pero al mismo tiempo es llamativo lo mucho que su fama ha caído entre lo que en un momento era su principal base de usuarios.
No es que sea una situación apocalíptica, después de todo la plataforma sigue siendo la más usada en España, con 1,5 millones de usuarios, según datos publicados en febrero de este año, pero al mismo tiempo es evidente que ha habido un goteo de usuarios que han dejado la app, que tiene unos 100.000 usuarios menos al año. Los motivos son varios, documentales como ‘El estafador de Tinder’, disponible en Netflix, recuerda los riesgos de este tipo de plataformas, y la compleja realidad de hacer vida en internet.
El otro es la competencia. Servicios similares como Badoo, Bumble o incluso páginas de citas digitales más antiguas como OkCupid han ido rascando poco a poco de su base de usuarios. La realidad de la aplicación es que es un espacio pionero que ha perdido algo de su brillo precisamente por la necesidad de generar ingresos. A medida que se busca que los usuarios paguen por alguna opción que en teoría permite una mayor cantidad de «Matches» otras aplicaciones que han sabido presentarse como más accesibles, o que tienen alguna pieza interesante dentro de su identidad que las separa del resto.
Entre estas Bumble es interesante por su forma de adaptarse sobre todo a las usuarias femeninas. Por un lado, tiene una opción para intentar hacer contactos laborales, como un LinkedIn en formato Tinder, y en el caso de la aplicación de citas permite que sean las chicas quienes siempre abran la conversación. Es una estrategia clave que la diferencia de su principal competidor, y, por tanto, ha servido para atraer más chicas y conseguir un mejor equilibrio que otros espacios parecidos.
EL DESEQUILIBRIO DE USUARIOS EN TINDER
Uno de los principales problemas de Tinder es que tiene el doble de usuarios masculinos que femeninos, lo que complica la competencia para conseguir un match. No es fácil de resolver la situación, y si dice algo a nivel social es que los hombres se ven más seguros quedando en una terraza con una persona desconocida. De igual modo es un problema para que la aplicación siga funcionando.
Se suma el deseo de los usuarios de volver a los bares, conciertos, fiestas y demás sitios de ligues tradicionales para conseguir una pareja tras la pandemia. Esto cambia por completo la relación de estos con la aplicación. Un reportaje de El Periódico de España del año pasado señalaba que en el espacio, sea por miedo, pena o incomodidad, cada vez había más usuarios que preferían usar la aplicación simplemente como un espacio para hablar con desconocidos.
UNA SITUACIÓN COMPLEJA DEBIDO A LA GENERACIÓN Z
El otro problema de la plataforma es que la misma creció gracias a una generación millennial que por su situación laboral celebraban una aplicación que les permitió conseguir citas en forma veloz. En cambio, la generación Z no tiene la misma velocidad permanente, además de beber menos, lo que suma para una peor base de usuarios en edad de usar Tinder y demás plataformas que mantienen su funcionamiento actual.
En cualquier caso, es clave para entender su futuro. Es cierto que entre juegos, eventos especiales y otras actividades, la plataforma ha variado su oferta y que, de momento, gracias al tamaño que consiguió en sus primeros años sigue teniendo una buena salud, así que Tinder sigue estando en posición de cambiar la situación.
