‘La Canica’ vuelve a ser símbolo de la lucha por la vivienda en Lavapiés

La relación del barrio de Lavapiés y el espacio de «La Canica» no es necesariamente simple. Lo que era una oficina de Bankia hasta el 2016 y que fue transformada por los propios vecinos en un centro social por los propios vecinos, tras un proceso de «expropiación», en la práctica una okupación del espacio abandonado, se ha transformado en un centro social clave para los vecinos. Aunque hay quien lo señala como un espacio con los problemas normales de las «casa okupas», es también una zona donde los vecinos se organizan para protestar por la problemática de la vivienda.

Esto ha hecho que colectivos como «El sindicato de inquilinos» hayan salido a pedir que se proteja el espacio y para evitar su desahucio. El problema es que, según informa el propio ‘sindicato’, el espacio ha sido adquirido por Antilles Capital S.L. y el nuevo dueño, tras años en los que el espacio era controlado por Caixa, espera que el espacio esté disponible en las próximas semanas. Es una situación que en un barrio como Lavapiés es especialmente delicada, debido a la presión que tiene la zona con respecto al costo de la vivienda. 

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Es que, según explican los grupos vecinales de la zona, el precio de la vivienda ha subido los últimos años por un problema de gentrificación imposible de resolver sin medidas radicales y que empeora por la presencia de pisos turísticos en toda la zona de Barajas. En esa realidad, «La Canica» es vista no solo por su importancia en cuanto a la organización de los vecinos, sino también como un ejemplo de la capacidad de los vecinos para defenderse de estas empresas. Al mismo tiempo, es una verdad inevitable que no es la primera vez que el espacio roza el desahucio.

Ya en diciembre del año pasado los colectivos tuvieron que organizarse para evitar el desahucio, y aunque consiguieron retrasarlo hasta el mes de febrero, la espada de Damocles nunca dejó de estar sobre sus cabezas. Ahora una vez más hay presiones de los propietarios para recuperar el espacio, y una vez más los vecinos siguen pidiendo una opción distinta.

En cualquier caso es difícil no simpatizar con los vecinos de la zona. Madrid, y sobre todo su zona centro, es una de las ciudades españolas junto a Barcelona y las islas baleares donde más ha aumentado el precio de la vivienda, y en este caso la «okupación» realmente no es de un espacio que sea de un particular, o de una persona con años viviendo en el barrio, por lo que es comprensible que se encuentre con el apoyo de los vecinos. 

EL FUTURO DE ‘LA CANICA’ EN JUEGO

La realidad es que no los vecinos tienen las de ganar, a pesar de la protesta y sus motivaciones, lo cierto es que los dueños privados del espacio eventualmente conseguirán justificación legal para operar en él. Pero la importancia de mantener la voz en alto sobre la situación de ‘La Canica’  es realmente mantener la voz en alto sobre un problema que el barrio comparte con buena parte de Madrid, y que es clave para que la ciudad siga siendo sostenible para sus habitantes además de la importancia que tiene en turismo.

En cualquier caso, no es la única protesta sobre el problema de la vivienda en la zona, con otra convocada para este sábado, repitiendo que la zona está cerca del límite. También es cierto que hay quien señala el uso político de este tipo de problemas para atacar la gestión de  Almeida, pero con el reglamento para la regulación de Viviendas de Uso Turístico en el aire es también fácil entender por qué los vecinos se preocupan más por el motivo de la protesta que por el grupo que la organice. 

LAVAPIÉS CONTRA AIRBNB

Es que al mismo tiempo que se protesta en ‘La Canica’ los vecinos de Lavapiés tienen una campaña abierta contra el uso de pisos de la zona por plataformas como Airbnb. Las pegatinas con la frase «fuck Airbnb» cubren buena parte del barrio, y son usadas además para sabotear los candados de los pisos de uso turístico cuando están vacíos, así sea solo para molestar un poco a los dueños y a los posibles usuarios. 

De hecho justo frente a ‘La Canica’ una vieja tienda de bicicletas, reconvertida en piso de uso turístico, hay un mensaje en inglés dirigido a los turistas que les pide, por favor, que se tomen más en serio los lugares donde se hospedan a la hora de hacer turismo, y el efecto que tiene en las ciudades que vacían. 

En una zona considerada al mismo tiempo un refugio para los migrantes recién llegados y una de las históricamente más castizas de Madrid. Visto así hay algo poético en que sea uno de los símbolos de la situación de la vivienda en la ciudad.