Si hay un personaje mítico en la historia del cine que también se ha convertido en icono de la cultura estadounidense ese no es otro que King Kong. El gorila gigante que protagonizó una de las mejores películas de su época y que mezcló el terror, el romanticismo y la aventura como pocos en el cine. Un film que sentó las bases para el cine fantástico y de monstruos.
Desde los inicios de la obra se veía que los estudios de la RKO estaban creando algo que iba a pasar a la historia del cine. Todo comenzó con una increíble ‘premiere’ en el Radio City Music Hall de Nueva York un 2 de marzo de 1933. Para dicha ‘premier’ los estudios RKO estuvieron durante 15 días haciendo una publicidad bastante intensa y agresiva de la película, pero en dicha campaña apenas se desvelaba nada sobre el argumento y los protagonistas de la historia.
Este movimiento tuvo efecto y la expectación creada en torno al filme fue máxima. Tanto fue así que la propia Metro le ofreció a la RKO por los negativos de la película el doble del costo del rodaje sin haber visto ni siquiera la obra. Llegó el día y la ‘premiere’ fue un éxito y los afortunados asistentes salieron impresionados de la sala. Un mes después fue el estreno para el resto del público y nació el mito, ‘El rey de las bestias’ o la ‘Octava maravilla’ como fue apodado.
ARGUMENTO Y ORIGEN
El génesis de la idea de King Kong se remonta al año 1920, durante la Guerra polaco-bolchevique. Allí un grupo de aviadores norteamericanos lucharon junto a los polacos. En ese conflicto combatió el piloto Merian C. Cooper que cayó prisionero después de ser abatido su avión para posteriormente escapar vía letonia. Cooper regresó a Estados Unidos en 1921 y comenzó a trabajar como periodista en el New York Times.
Este empleo duró poco y volvió su afán por viajar y vivir aventuras. Lo que le llevó a explorar diferentes rincones del planeta y a relacionarse con Douglas Burden, experto en el dragón de Komodo y una de las grandes inspiraciones de Merian C. Cooper para crear el mito de King Kong, además de para producir documentales de forma conjunta.
Inspirándose en la película de Harry Hoyt ‘El mundo perdido‘, basada en la novela de Arthur Conan Doyle, y en los dragones de Komodo de Burden, Cooper presentó el proyecto a RKO junto a Ernest Schoedsack. Era el guion y la idea para rodar una película basada en un gorila gigante que vivía en una isla perdida escondida por la niebla, la Isla de las Calaveras.
Nacía una nueva versión del mito de ‘La bella y la bestia’ o una nueva narrativa de Romeo y Julietta. Donde la bella o Julietta era Fay Wray que a parte de su belleza y sus dotes interpretativas tuvo que pasar un casting de gritos. Y en el que Romeo era una bestia y un galán poco usual, un gorila gigante. Que en pantalla daba la impresión de medir 15 metros pero en realidad eran pequeños muñecos de unos 50 centímetros de alto realizados con corcho y pelo de conejo.
EFECTOS ESPECIALES Y TÉCNICA DE RODAJE
La película fue rodada por el propio Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack y acompañando a Fay Wray estaban Robert Armstrong y Bruce Cabot como actores principales. Para los efectos especiales dejaron al mando a uno de los grandes pioneros de la historia, Willis O’Brien, que utilizó la técnica del ‘stop motion‘, algo que prolongó el rodaje hasta los ocho meses.
El nombre de la película fue cambiado seis veces y los grandes decorados de la Isla de las Calaveras sentaron cátedra para futuras producciones y tuvieron un final glorioso, fueron quemados y esas llamas se utilizaron para el incendio de Atlanta de ‘Lo que el viento se llevo’. También se utilizaron maquetas para simular las peleas de Kong contra los animales prehistóricos y alguna de esas escenas tardó 17 semanas en rodarse.
Otra técnica pionera utilizada fue la de las trasparencias, poner un fondo de otra película sobre el negativo original, de esta forma se evita tener que ir a rodar a sitios y lugares peligrosos. El resultado fue una genial obra de cine fantástico donde la aventura, el terror y el romanticismo tenían su lugar. Para la banda sonora se contrató a uno de los más grandes de todos los tiempos, Max Steiner. Fue un acierto total, el músico innovó y evitó meter partituras clásicas tocadas por unos pocos músicos y utilizó una gran orquesta de 80 personas. Compuso una melodía onírica que llevaba el peso del film y resaltaba los momentos de terror y románticos, potenciando el relato.
Fue un éxito de taquilla y público que dio lugar a la primera película de monstruos de la historia. King Kong a día de hoy es un símbolo de repercusión social del que se han hecho multitud de secuelas y ha sido precursor de éxitos como Godzilla o el propio ‘Planeta de los simios‘. King Kong forma parte ya del legado cultural universal del Siglo XX.