Esta semana ha iniciado la andadura en el mítico Teatro Pavón de Madrid la representación de uno de los retratos más corrosivos sobre la hipocresía social escrito por el dramaturgo Oscar Wilde, ‘La importancia de llamarse Ernesto‘. Un montaje, bastante divertido y ameno para el espectador, dirigido por David Selvas y traducido por Cristina Genebat con el que ya tuvieron un exitoso Teatro Español y que estará en el Pavón hasta el próximo 30 de junio.
Con un reparto femenino bastante notable liderado por la incombustible Silvia Marsó que está muy bien acompañada por Pablo Rivero, un actor que ha alcanzado una tremenda madurez y que se desenvuelve con soltura en este tipo de comedias sarcásticas. Completan el interesante elenco Júlia Molins, Ferran Vilajosana, Paula Jornet, Albert Triola y Gemma Brió. Un grupo de actores que han casado bastante bien y que son capaces de llevar cómodamente al espectador por el trepidante y cómico ritmo de la obra sin llegar a saturarlo.
Un espectáculo ácido y divertido en el que caben destacar las composiciones originales de Paula Jornet han impregnado de aires de musical indie a la obra. Unas canciones y notan que son capaces de trasmitir en clave de humor un mensaje de búsqueda de la libertad. Una Libertad para amar, para no depender del origen de donde se nace y en definitiva para vivir libre de los estúpidos corsés que encasillan socialmente a las personas.
Con una clara estética Pop sesentera, que nos hace recordar ‘El Guateque’ por momentos, el montaje de Selvas fluye de forma frenética y ligera tras una lenta pero apropiada presentación de los personajes principales. En definitiva una comedia con tintes de musical que divierte al público de principio a fin.
ORÍGEN DE LA OBRA
La obra de Wilde fue estrenada originalmente en 1895, solo tres meses después su autor vio arruinada su gloriosa trayectoria con la condena a dos años de prisión que lo acusaba de indecencia por su vida privada, un clavo más a las acusaciones y presiones que recibió el autor por su homosexualidad.
El escritor nacido en Irlanda, que no se reharía de un golpe tan duro, ya había denunciado a menudo la hipocresía de una sociedad cada vez más conservadora y controladora sobre la intimidad de sus ciudadanos. Poco después en 1900 falleció en Paris.
Una hipocresía que, de manera premonitoria, acontecería la protagonista de esta obra maestra sobre los líos amorosos de dos jóvenes británicos y sus secretas dobles vidas, la cual anticipa algunas de las principales vanguardias del siglo XX. “Wilde escribió un guiño perfecto lleno de sabiduría dramatúrgica y de inteligencia vital”, explica el director David Selvas.
“Con sus réplicas desacomplejadas hace que la verdad explote en la cara de los espectadores que se sienten constantemente interpelados. Wilde obra una gran cantidad de territorios por donde se pasean sus personajes: el amor, el deseo, los orígenes, el compromiso, la hipocresía, la identidad y, sobre todo, la libertad, la suya tan estimada libertad, para poder ser quien era”, remarca Selvas.
Como toda obra de arte que nos resuena, después de más de cien años de su creación, lo que explica Wilde de cómo vivir, “está profundamente ligado al hecho de que esto de existir (que sepamos nosotros) solo pasa una vez y que nuestra “estancia” en este mundo solo tiene sentido si llegamos a ser libres”, puntualiza el director de la obra.
El montaje de David Selvas ha recibido el Premio al Mejor Espectáculo en los Premios de Teatro de Barcelona, además de los de Revelación, que recayó en la actriz Paula Jornet, que en su faceta de compositora fue también reconocida con el Premio de la Crítica y el Premio Butaca 2018 a la Mejor música original. La importancia de llamarse Ernesto es una producción de Teatre Nacional de Catalunya, La Brutal y Bitò Produccions.
PROTAGONISTAS
Sobre un elenco que funciona muy bien sobre salen dos figuras: Pablo Rivero y Silvia Marsó. Rivero está viviendo un momento dulce y de madurez que se nota en su trabajo. El actor y escritor con poco más de 10 años realizando teatro ha mostrado su versatilidad siendo capaz de trabajar en obras clásicas para pasar sin transición a manejarse con total naturalidad dentro de la comedia sarcástica y de denuncia.
Por su parte, Silvia Marsó continua su más que notable carrera sobre las tablas con un personaje hecho a su media: Lady Bracknell. Una mujer astuta, brillante y resolutiva. Con su experiencia la actriz catalana da vida a una mujer de la alta sociedad londinense divertida y clasista que tiene la capacidad de llevar el ritmo de la obra con sus apariciones. En definitiva, si tienen oportunidad, no lo duden pasen a ver ‘La importancia de llamarse Ernesto‘.