El acceso a la vivienda sigue siendo uno de los principales problemas de los jóvenes españoles. Según la última Encuesta Financiera de las Familias, correspondiente al año 2022, el porcentaje de hogares con propietarios jóvenes ha caído 37 puntos desde 2011, pasando del 69,3% al 31,8%. Para el total de la población, el descenso no fue tan pronunciado, llegó a algo más de 10 puntos.
En este sentido, el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, ha advertido de que el hecho de que los jóvenes no estén acumulando riqueza como en el pasado puede hacer más vulnerables a las futuras generaciones. O lo que es lo mismo; la riqueza en hogares con cabeza de familia menor de 35 años ha descendido de los 27.000 euros a los 20.000.
LOS JÓVENES NO ACUMULAN RIQUEZA, Y EL ACCESO A LA VIVIENDA ES SU MAYOR PROBLEMA
El porcentaje de hogares que eran propietarios de su vivienda principal también continuó descendiendo de forma apreciable. Entre finales de 2020 y finales de 2022, decreció desde el 73,9% hasta el 72,1%.
Esta tasa crece a medida que aumenta la renta y, por edad, alcanza su nivel máximo en hogares cuyo cabeza de familia tiene más de 74 años.
La vivienda es el activo más importante de las familias. En 2022, el 41,7% de la riqueza del conjunto de hogares estaba destinado a este inmueble. Una tasa que aumenta hasta el 52,9% si solo contabilizamos el valor de los activos reales (que excluyen los financieros y representan un 78,9% del total).
Del mismo modo, apenas el 30% de los jóvenes españoles se considera capaz de afrontar emergencias económicas, mientras que el 40% enfrenta dificultades para ahorrar a corto plazo. La situación es aún más complicada en lo que respecta al ahorro a largo término, dado que casi la mitad de los jóvenes españoles reconoce no tener capacidad de ahorro en esta dimensión, mientras que solamente un 24% sí cree tener capacidad para hacerlo.
LA FALTA DE AHORROS PROPIOS ES CADA VEZ MAYOR ENTRE LOS MENORES DE 35 AÑOS
Cuando a estos jóvenes se les pregunta por las razones que les impiden independizarse, las que presentan un mayor peso son las económicas. Y es que el 36,4% responde que le otorga una importancia muy alta a la falta de ahorros propios.
A su vez, el 39,4% de los jóvenes españoles se la dan a la carencia de ingresos propios. Al fin y al cabo, «la disposición de una vivienda supone la base de capital y ahorro de la mayoría de hogares españoles», explica el director adjunto de EsadeEc Pol y uno de los autores del estudio, Jorge Galindo. A lo que añade, se trata de «su seguridad financiera».
LA EDUCACIÓN FINANCIERA ES FUNDAMENTAL
Y es que el patrimonio inmobiliario supone el 70% de los activos totales de los hogares. Y si sube el precio de la vivienda, sube la riqueza de las familias que tienen alguna en propiedad. Aunque entre 2020 y 2022 se redujo el porcentaje de hogares propietarios del 73,9% al 71,1%) y esta caída fue especialmente acusada entre las rentas más bajas y en núcleos donde el cabeza de familia es menor de 35 años.
Los expertos, no obstante, llaman a la prudencia. «Tenemos que poner en contexto este descenso. Los datos se comparan con 2022, que fue un año de auténtico boom inmobiliario, de récord de los últimos 15 años», explica la directora de Estudios de Fotocasa, María Matos, quien aboga por cotejar el dato con el mismo mes de 2019, de forma previa a la irrupción del coronavirus y la guerra de Ucrania.
La falta de experiencia y conocimiento sobre el proceso de búsqueda de su hogar y los trámites financieros y legales involucrados sería otro de los desafíos a los que se enfrenta este colectivo.La falta de orientación y educación sobre estos temas puede dificultar su capacidad para tomar decisiones informadas y navegar por el complejo sistema de acceso a la vivienda.
La educación financiera es fundamental para comprender conceptos como la planificación presupuestaria, el ahorro, el manejo de deudas, los tipos de préstamos y las opciones de financiación disponibles.
Sin una comprensión sólida de estos temas, podrían enfrentarse a dificultades en su capacidad para ahorrar para el pago inicial de un inmueble, evaluar las opciones de préstamos hipotecarios o entender las implicaciones financieras a largo plazo.