Que la gente se mueve a lo ancho y a lo largo de la ciudad ya es algo más que común en gran parte del mundo. Gracias al aporte del estadounidense Henry Ford hace más de 100 años, esta industria creció a pasos agigantados y ahora se puede llegar a otro punto del mapa sin la necesidad de atravesar a pie arduos caminos. No obstante, hay un lugar en Países Bajos que todavía conserva su encanto sin las cuatro ruedas.
Nos referimos a Giethoorn, uno de los sitios más bonitos de todo el mundo sin lugar a dudas. También conocida como la ‘Venecia holandesa’, la ciudad justamente se destaca por estar rodeada de agua y botes, con los cuales las personas se mueven en gran parte del día. Si bien su homónima de Italia tiene un encanto e historia increíble, nos animamos a decir que su par neerlandés tiene paisajes muchos más lindos.
Una ciudad que recibe a miles de turistas cada año
El silencio y el canto de los pájaros caracterizan esta ciudad al norte de los Países Bajos, en donde los coches no pueden circular por el simple echo de que no hay carreteras, calles ni caminos construidos para que circulen. Esto no solo le da un toque distintivo, sino que cuida notablemente el medio ambiente. ¿En qué se mueven? La bicicleta es casi una extensión más del cuerpo de los lugareños, en donde las pueden dejar hasta sin candado al aire libre.
En este lugar hay colección de pequeñas islas conectadas por puentes, por lo que no hay mucho que hacer y solo queda sumergirse en la soledad entre granjas con techo de paja y pasarelas que cruzan el laberinto de los canales. Ideal para tomar unas vacaciones diferentes, abordarás a Giethoorn en bus desde Ámsterdam, la capital del país que solo se encuentra a 75 millas de distancia.
¿Cuándo conviene visitar esta ciudad sin coches ni ruidos molestos?
Si tienes problemas de sueño o estrés, sin dudas la ciudad de Giethoorn es tu solución, ya que reina la paz. Por otro lado, para evitar grandes aglomeraciones de personas que se acercan fascinadas a este rincón verde del planeta, elige hacerlo durante los meses de abril, mayo, junio o septiembre; con el agregado de que las visitas entre semana pueden ser mejores por la misma razón.
Ahora bien, ¿Qué se puede hacer en la ciudad más allá de andar en bote? Pues existen museos dedicados a la vida marina, los fósiles y la historia de su fundación, que data desde hace más de 800 años. Una novedad es que en invierno y cuando algunos de los ríos se congelan, el patinaje sobre hielo es un pasatiempo popular entre las personas. Por su parte, en primavera, las flores más coloridas emergen de las plantas y decoran cada rincón. Sin dudas una experiencia inigualable.