¿Quién no soñó alguna vez con cenar bajo la luz de la luna en la Torre Eiffel? Este sitio romántico, casi por defecto, es de los más populares del mundo, en donde millones de personas colman las calles de París con el fin de tomar bonitas fotos e incluso subir por sus escaleras. Ahora bien, si te adentras en esta aventura debes tener en cuenta algo: Si lo haces en verano puede costarte un poco más.
Sí, leíste bien: El ícono francés no tiene el mismo tamaño durante los 365 días del año, pero detrás de esto no hay magia o tecnología de punta que la modifique, sino que hay una explicación científica simple. La Torre Eiffel experimenta crecimientos y decrecimientos en diversos momentos, debido a los cambios en la temperatura del medio ambiente. A este fenómeno lo conocemos como dilatación térmica y así lo explicamos.
¿A qué se debe esta dilatación en la Torre Eiffel?
Este fenómeno gracias al aumento de la temperatura, la cual origina una mayor agitación en los átomos que conlleva un crecimiento de la distancia media de separación entre ellos. Dependiendo de la naturaleza del enlace, varias familias de sólidos experimentan un mayor o menor crecimiento, pero la Torre Eiffel tiene la dicha de ser uno de los pocos monumentos del mundo que se comporta de este tamaño.
De este modo las cerámicas y los vidrios dilatan menos que los metálicos y desde allí es que podremos comparar con mayor exactitud. A su vez, el movimiento es proporcional a tres grandes grupos: la longitud de la barra, el aumento o disminución de su temperatura y el coeficiente de dilatación del material que fue utilizado para su creación. Diversos puentes en Estados Unidos también tienen la misma característica, sobre todo cuando hace mucho calor.
¿Qué podemos hacer en las inmediaciones de la Torre Eiffel?
Lejos de ser un espacio prohibido al público en general, la Torre Eiffel tiene varias cosas en su interior que pueden ser aprovechadas. Una de ellas es su restaurante, que ofrece los mejores platillos de París a un precio algo excesivo, teniendo en cuenta el glamour que la rodea. Pero la gastronomía no lo es todo, ya que está dividida en algunos pisos que tienen distintas atracciones y para todas las edades.
El primer piso de la Torre Eiffel tiene un suelo transparente que ofrece unas vistas espectaculares de la explanada en cuestión. Allí encontrarás una zona de juegos para niños y el pabellón Ferrie, donde se pueden conseguir libros de actividades para los más chicos, así como disfrutar del Cineiffel, una proyección de cine. Pero no te confíes: Si vas en verano deberás inclinar más tu cuello para admirar esta maravilla.