Y es que los pueblos de España dan para todos los gustos. En la vasta y colorida geografía española, siempre hay rincones que sorprenden y encantan a los viajeros. Situado en el corazón de la fértil huerta murciana, Los Infiernos destaca. Este pintoresco pueblo ha logrado atraer la atención de viajeros y curiosos gracias a su inquietante nombre.
Muchos llegan con el único propósito de fotografiarse junto al cartel de bienvenida, inmortalizando su paso por este singular rincón. Pero más allá de su nombre evocador, Los Infiernos ofrece mucho más que una simple anécdota; es un destino que invita a adentrarse en sus encantos naturales, culturales y arqueológicos, convirtiéndose así en un lugar que verdaderamente sorprende y cautiva a quienes se aventuran a explorarlo.
3El tesoro paleontológico del Cabezo Gordo
A escasos 8 kilómetros de Los Infiernos se alza el imponente Cabezo Gordo, declarado Paisaje Protegido por su relevancia biótica, paisajística y cultural. En su interior se esconde un laberinto de cuevas y galerías, entre las que destaca la famosa Sima de las Palomas. Este yacimiento paleoantropológico ha revelado importantes restos fósiles de neandertales, convirtiéndolo en uno de los más destacados de España.
Para explorar los secretos del Cabezo Gordo, se organizan visitas teatralizadas que permiten descubrir joyas como la Cueva del Agua, un antiguo refugio minero hoy habitado por diversas especies de murciélagos. Una experiencia única que complementa la insólita «ruta infernal» que propone este sorprendente rincón de la geografía murciana.
En definitiva, Los Infiernos se erige como un ejemplo de cómo un nombre peculiar puede convertirse en un atractivo turístico inesperado, invitando a los viajeros a descubrir las maravillas que se esconden más allá de las apariencias.