Uno de los procesos más complicados dentro del crecimiento del ser humano es aprender a alimentarse. Más allá de tratarse de un mero acto de supervivencia, la alimentación es todo un universo en el que los bebés asientan las bases para un futuro en el que prime el bienestar. De ahí que las prácticas que les ofrezcamos durante esos primeros meses de vida resulten fundamentales.
Nada más nacer, su alimentación se basará en la leche, bien materna o de fórmula. A partir de los 6 meses se le irán introduciendo, de forma paulatina, otro tipo de alimentos, empezando por la fruta, pero ¿cómo hacerlo para que no exista un rechazo y el momento de la comida se convierta en una experiencia efectiva y placentera? La solución la encontramos en el baby-led weaning.
¿Qué es el BLW o baby-led weaning?
Si tuviéramos que hacer una traducción literal sería: «destete dirigido por el bebé». Se trata de una novedosa técnica en la que se deja total libertad al niño para que se alimente de forma autónoma. Esta práctica coincide con la época en la que se le van introduciendo nuevos alimentos en su dieta, a partir de los 6 meses más o menos.
Además de la leche materna o de fórmula, los bebés empiezan a experimentar con otros sabores y texturas. La clave consiste en ofrecerles estos nutrientes sólidos, evitando triturarlos o convertirlos en papilla, y dejando que sean manipulados por ellos mismos.
¿Qué ventajas ofrece esta práctica?
El BLW ayuda a fomentar la autonomía en el bebé, además promueve habilidades motoras finas y gruesas al tener que manipular él mismo los alimentos.
También ayuda a crear una relación más sana y cordial con la comida, ya que se le expone, a una edad muy temprana, a distintos sabores, texturas y colores. Esto ayuda a evitar algunas aversiones que se producen en el futuro, como suele ser la típica a la verdura.
¿Qué alimentos puede tomar el bebé?
Aunque se trata de una práctica totalmente beneficiosa, es necesario tener en cuenta algunos aspectos, especialmente en el tipo de alimentos que vamos a ofrecerle.
En este sentido, y a grandes rasgos, podemos decir que deben ser de textura blanda y fáciles de agarrar y manipular. Por ejemplo: trocitos de frutas, hortalizas y verduras como el plátano y la naranja, zanahoria, brócoli, calabaza y patata, etc. Otra opción puede ser huevo duro, palitos de pan, tortas de maíz o trozos de pollo o merluza a la plancha.
¿Qué alimentos no puede tomar el bebé?
Es importante que evitemos aquellos alimentos que puedan suponer un riesgo de asfixia o atragantamiento. Esto incluye a aquellos que son difíciles de masticar por su dureza, como pueden ser los frutos secos enteros, las palomitas de maíz, granos de uva o verduras, y frutas enteras o cortadas en trozos muy grandes.
Precauciones a tener en cuenta
Aunque ya hemos visto que todo son ventajas al practicar el baby-led weaning con el bebé, es necesario tener algunas pequeñas consideraciones en cuenta. Durante el proceso, es necesario que estemos atentos y supervisando sus movimientos. De esta manera, además de asegurarnos que no existe peligro de atragantamiento, también fomentamos la relación familiar con el pequeño, mucho más si comemos al mismo tiempo que él.
El baby-led weaning se ha convertido en algo más que una revolucionaria y novedosa técnica para la alimentación del bebé. Es una práctica muy beneficiosa para que la introducción de la alimentación complementaria de los niños se realice sin traumas y, sobre todo, sentando una base sólida y educativa en su futuro alimenticio, y que desembocará en un mejor estado de salud.