Teruel es de esas ciudades que te invitan a querer conocer cada rincón de ella. Situada específicamente al sur de Aragón, es una de las preferidas de los españoles para tener un día diferente al habitual, en donde puedes recorrer sus pequeñas y pintorescas calles. Al igual que en muchos sitios de España, en este municipio aparecen algunos rincones que fueron nombrados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En ese marco, una de ellas es la Catedral de Santa María Mediavilla, en donde su exorbitante decoración está realizada con motivos geométricos, vegetales y específicos de su época, que constituyen toda una maravilla de la vida medieval. «Capilla Sixtina de Mudéjar» la apodan algunos, como para darle el marco de importancia que se merece. Sin lugar a dudas, una parada obligatoria para los amantes de lo arquitectónico.
Escalinata del Óvalo, el rincón de Teruel que te dejará boquiabierto
Esta Escalinata es de las primeras cosas que observarás cuando pongas un pie en Teruel. La misma es obra de José Torán y se trata de una construcción neo-mudéjar y data de la década de 1920, pero lejos de verse desgastada o antigua se conserva de gran manera. Tanto de día como de noche es ideal para subir sus escaleras y que te tomen una fotografía desde abajo, dejando de fondo semejante obra.
Su principal fin era salvar el desnivel existente entre el casco histórico y la estación de trenes de la ciudad, pero su existencia se ha transformado en uno de los lugares más emblemáticos de Teruel. Si bien no entiende de estaciones, visitar estos rincones en verano puede resultar mejor comparado con otras épocas, dado que se puede caminar tranquilamente sin sufrir bajas temperaturas.
La Plaza del Torico y todo su encanto adornan Teruel
Evidentemente, existen varias plazas en Teruel, pero la del Torico tiene ese «no se qué» tan cautivador que enamora. Si bien la misma es pequeña, es ideal para descansar tras un largo recorrido por el casco histórico, en donde aparecen varias cafeterías y bares con deliciosos platillos. Su gran particularidad puede observarse por las noches, que es cuando el mayor flujo de personas se acercan.
Sus adoquines de piedra están formados por un patrón de líneas luminiscentes para crear una atmósfera tenue. El mismo tiene su origen en las pendientes naturales, por las que discurre el agua de lluvia y su traducción a líneas de fuerza. Además, la decoración es muy agradable a la vista, haciendo de Teruel un cálido lugar que te espera con los brazos abiertos para cortar con la vorágine de las grandes ciudades.