La agorafobia y la hipocondría son dos trastornos psicológicos para cuyo tratamiento es útil la TCC (terapia cognitivo-conductual). Sin embargo, según los psicólogos de Cepsim, un centro especializado en el Tratamiento hipocondría en Madrid, el enfoque terapéutico es distinto en cada caso. Así que, conozcamos en qué consisten básicamente ambos trastornos y cuáles son sus respectivos abordajes terapéuticos:
Hipocondría
La hipocondría, también conocida como trastorno de ansiedad por enfermedad, se caracteriza porque quien la sufre tiene un temor excesivo e infundado a padecer una enfermedad grave. Este temor o preocupación es generado de manera irracional por el hipocondríaco, que interpreta personalmente sus posibles síntomas, incluso cuando las exploraciones médicas y las pruebas diagnósticas descartan las posibles enfermedades.
La preocupación y el temor alteran el estado de ánimo y el estado emocional del paciente, de tal manera que incluso puede desarrollar otros trastornos psicológicos (caso de la depresión). Además, también puede llegar a experimentar síntomas físicos, pero provocados por la ansiedad que sufre. A modo de ejemplo: dolores de cabeza, taquicardias, espasmos o sensación de opresión en el tórax.
En definitiva, se trata de un trastorno que interfiere gravemente en la vida cotidiana del paciente y que puede ser incluso incapacitante.
Tratamiento de la hipocondría
El tratamiento pasa por la aplicación de una terapia cognitivo-conductual (TCC) específica. Aunque existen varios modelos de TCC aplicables a la hipocondría, la mayoría de ellos están basados en las siguientes premisas:
- La identificación de las creencias, pensamientos y temores disfuncionales del paciente que están relacionados con su salud y con las enfermedades.
- La eliminación de esas creencias, pensamientos y temores disfuncionales, lo que incluye la ayuda del psicólogo para que el paciente aprenda a interpretar de forma realista sus sensaciones orgánicas y posibles síntomas.
- El empleo de estrategias psicológicas para controlar y manejar la ansiedad.
En ciertos casos, puede ser necesario recurrir a un tratamiento farmacológico de apoyo. En concreto, los medicamentos antidepresivos se emplean si el paciente experimenta alteraciones severas del estado de ánimo. Por su parte, los fármacos ansiolíticos se utilizan para rebajar la sintomatología ansiosa de la hipocondría.
Añadimos que los profesionales de Cepsim, también especializados en Tratamiento TOC Madrid, hacen hincapié en que la hipocondría presenta síntomas comunes con los del TOC por enfermedad, por lo que, antes de comenzar la terapia psicológica, es necesario establecer claramente el diagnóstico. Y es que, según estos Psicólogos Madrid, el enfoque del tratamiento es distinto para cada caso.
Agorafobia
Al igual que la hipocondría, la agorafobia es un trastorno de ansiedad. La diferencia radica en que la ansiedad está provocada por el miedo irracional del paciente a permanecer en sitios públicos, en aquellos lugares de los que piensa que es difícil salir o en los espacios que considera de riesgo.
Esto puede incluir sitios tan dispares como centros comerciales, vías públicas concurridas, dependencias interiores, espacios abiertos, barcos y lugares como puentes y túneles. La ansiedad generada en esas situaciones es tal que incluso puede dar lugar a que el afectado sufra ataques de pánico.
Esto último tiene un efecto doblemente pernicioso, puesto que en esos casos el paciente suma otro posible factor desencadenante de la ansiedad: el miedo a sufrir un ataque de pánico en público.
Tratamiento de la agorafobia
Como en el caso de la hipocondría, el tratamiento de primera elección para la agorafobia es la TCC, aunque basada en estas otras premisas:
- La exposición en vivo: consiste en enfrentar al paciente gradualmente a aquellas situaciones a las que teme. Por ejemplo, si tiene miedo a los espacios públicos, se le ayuda a adentrarse y permanecer en ellos de forma progresiva.
- La reestructuración cognitiva: se enseña al paciente a identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos o irracionales que están relacionados con la agorafobia. También se trabaja en la modificación de las creencias erróneas.
Además, el psicólogo puede ayudar al paciente a entrenar y mejorar sus habilidades sociales. De esta forma, disminuye su temor a estar en público y a ser juzgado por terceras personas.
La farmacoterapia puede emplearse como complemento al tratamiento psicológico. Concretamente, los medicamentos del grupo ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) pueden ayudar a regular los niveles de ese neurotransmisor, reduciendo los niveles de ansiedad.
Además, tanto para el tratamiento de la hipocondría como para el de la agorafobia, el terapeuta dispone de las siguientes herramientas complementarias:
- Técnicas de relajación: el terapeuta enseña al paciente técnicas psicológicas y físicas que le permiten identificar las posibles situaciones de ansiedad y controlarlas.
- Estrategias de prevención de recaídas: el paciente aprende a identificar los síntomas que apuntan a una recaída, junto con las correspondientes estrategias psicológicas de evitación.
En resumidas cuentas, la agorafobia y la hipocondría pueden tratarse eficazmente mediante una TCC adecuada a cada caso particular. Y en los casos más graves (o en los que el paciente presenta otras patologías mentales asociadas), puede recurrirse a un tratamiento medicamentoso de apoyo.