Sea por la excesiva cantidad de repartidores que trabajan en las grandes ciudades o por la complicada situación de la empresa de cara a su relación con ellos, la realidad es que cada vez son más los trabajadores que aseguran que Glovo les está haciendo esperar semanas e incluso meses, antes de aprobar una nueva cuenta para repartidores. Esa realidad hace que varios trabajadores, tras ir a las charlas de introducción, entregar los documentos necesarios e incluso darse de alta como autónomos, pasen meses esperando antes de trabajar.
Es una situación peliaguda. Tras años de campañas agresivas en búsqueda de nuevos repartidores o de defender su modelo de cara antes de la aprobación de la Ley Rider, los trabajadores de Glovo empiezan a notar la posible transformación de la empresa. No sorprende esta nueva realidad para los repartidores en el proceso de cambio de Glovo, después de todo ha cambiado la normativa sobre ellos en toda Europa y las recientes declaraciones de Delivery Hero sobre Glovo muestran dudas importantes sobre la continuidad del otrora unicornio catalán.
En esa situación la empresa sigue buscando sobrevivir a la tormenta, pero en medio de ella, a pesar de depender de ellos, sigue teniendo una extraña situación con los trabajadores que entregan los pedidos. Es una contradicción que ha generado la mala posición de la empresa en la opinión pública, aunque esto nunca ha afectado sus pedidos, sí que explica por qué solo sus trabajadores parecen preocupados ante estas dificultades, y por qué no se ve reacciones de preocupación ante realidades como su expulsión de varios países o incluso los anuncios de problemas económicos.
Pero para trabajadores que por necesidad se han tomado el tiempo de hacer lo necesario para ser parte de la flota de repartidores los dos meses de espera, el tiempo más largo reportado por los repartidores consultados por este medio, pueden ser demasiado complicados y puede empujarlos o a buscar alternativas o bien dejarlos sin sustento un par de meses. Además, dadas las exigencias para los repartidores que se unen de forma legal a la flota, este tiempo puede ser costoso para los trabajadores.
AUTÓNOMOS A LA ESPERA PARA SUMARSE A LA FLOTA DE GLOVO
Parte del problema es que estos trabajadores deben ser autónomos según las exigencias que siguen en la página de Glovo. Esto hace que un trabajador que tenga dos meses esperando para que se active su cuenta tenga que pagar su cuota de autónomo en el camino. También hace que para algunos de ellos la opción de buscar un repartidor que subcontrate la cuenta, sea de forma legal o buscando estrategias para escapar de los controles aplicados para evitar que se «alquilen» cuentas sin contar con la aprobación de la plataforma.
Pero tener que pagar una cuota de autónomo mientras se espera para el ingreso que, en teoría, debería cubrirla con el ingreso de Glovo es sin duda un castigo complicado. No quiere decir que la empresa sea responsable de trabajadores que no son parte de la misma todavía, pero esa realidad termina siendo una pieza más del rompecabezas que se debe analizar a la hora de plantear la relación con los repartidores y de analizar su futuro.
También es una realidad que la empresa cada vez más avisa a los posibles repartidores que por el momento no tiene espacio en las grandes ciudades, pero aun así parece ser que hay suficientes repartidores esperando por una cuenta nueva como para que eventualmente sea un problema.
GLOVO BUSCA ESTRATEGIAS PARA ESCAPAR DE LA TORMENTA
Lo cierto es que cada repartidor, cada pedido y cada decisión empresaria será clave para Glovo si quiere superar la crisis que deben enfrentar por la Ley Rider en España, y la normativa de trabajo de plataforma europeas. No hay duda, como lo ha dejado claro su matriz, de que la empresa no puede enfrentar años y años de sanciones por violar estas leyes. Será llamativo ver como toman estas decisiones, y si consiguen organizarse para funcionar dentro del nuevo marco legal.
En cualquier caso, no parece que en el camino sepan como manejar la realidad de los repartidores en el limbo que se encuentran actualmente. Siguen siendo autónomos, pero de momento no se muestra demasiado interés en transformar su realidad, y siguen evitando resolver las situaciones que enfrentan los trabajadores o posibles trabajadores de reparto. Para los repartidores ser contratados sería la mejor forma de resolver la situación de resolver estas dificultades, o al menos de evitar que se les señaló por los tiempos de espera de los nuevos contratos.
De todos modos, por ahora es poco lo que pueden hacer los trabajadores. Si dependen de un puesto como repartidores no pueden hacer mucho, y el existir como autónomos sin contrato evita que algunas formas de protestas como huelgas sean viables. Por tanto, dependen de las decisiones de la propia Glovo para superar la situación.