Durante el mes de abril, la inflación experimentó un notable aumento, impulsada en gran medida por la escalada de precios de la gasolina, así como por el alza en los costos de los alimentos. Según el dato adelantado del Índice de Precios de Consumo (IPC) proporcionado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa interanual de inflación se elevó una décima, situándose en un 3,3%.
Esta subida en los precios se vio influenciada por el incremento en el costo del gas, en contraste con la caída registrada en el mismo período del año anterior, así como por el repunte en los precios de los alimentos en comparación con el año anterior. Además, aunque en menor medida, contribuyó al aumento de la inflación la menor disminución en los precios de la electricidad en comparación con el año anterior.
La inflación subyacente, que excluye alimentos no elaborados ni productos energéticos, experimentó un descenso de cuatro décimas, situándose en un 2,9%, por debajo de la inflación general, algo que no ocurría desde hace casi dos años.
El Ministerio de Economía señaló que este incremento en la inflación sigue reflejando la capacidad de la economía española para mantener un equilibrio entre el crecimiento económico y la moderación de los precios, lo que favorece tanto el poder adquisitivo de las familias como la competitividad de las empresas.
A nivel mensual, los precios de consumo aumentaron un 0,7% durante abril, una cifra ligeramente inferior al alza registrada en marzo. En cuanto a los datos armonizados para la comparación con Europa, la tasa de variación anual del IPCA fue del 3,4%, una décima por encima de la registrada el mes anterior, mientras que la variación mensual fue del 0,6%.
Sin embargo, no todas las noticias son positivas en cuanto a la inflación. La inflación subyacente experimentó un aumento de un punto, alcanzando el 4,4%, su nivel más alto desde 1995. Además, los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas siguieron subiendo con más fuerza que en abril del año anterior, lo que indica un efecto contagio de la energía en la cesta de la compra.
El retroceso de la inflación en marzo, cuando alcanzó el 9,8% anual, es la mayor bajada en un solo mes de los últimos 35 años, lo que sugiere una posible estabilización, aunque los precios continúan creciendo a niveles históricamente altos.
La caída del precio de la electricidad fue un factor clave para frenar la inflación, junto con el abaratamiento del gas natural y el aumento de la producción eólica y fotovoltaica. Sin embargo, existen otras fuerzas que podrían seguir presionando al alza los precios, como la situación en Ucrania, que afecta tanto a los costes energéticos como a los agrícolas y ganaderos, y la política de confinamientos en China, que podría provocar una nueva crisis de suministros.
En resumen, la escalada de precios de la gasolina durante el mes de abril contribuyó significativamente al aumento de la inflación en España, aunque se observa una tendencia a la estabilización. Sin embargo, persisten riesgos que podrían seguir ejerciendo presión sobre los precios en los próximos meses.
Impacto de la escalada de precios de la gasolina en la inflación de abril
La escalada de precios de la gasolina está teniendo un impacto significativo en la inflación de abril de 2024. Con once semanas consecutivas de aumentos, el precio medio del litro de gasolina ha alcanzado un nuevo máximo anual, situándose en 1,645 euros de media. Esta tendencia al alza también se refleja en el precio del diésel, que ha seguido aumentando después de dos subidas consecutivas.
Actualmente, el litro de diésel tiene un precio medio de 1,541 euros. Estos incrementos constantes en los precios de los carburantes están contribuyendo al repunte de la inflación, que ha alcanzado el 3,3% en abril, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
El encarecimiento de los carburantes se traduce en un impacto directo en los bolsillos de los consumidores. Llenar un depósito medio de gasolina, que contiene aproximadamente 55 litros, supone un coste de alrededor de 90,2 euros, lo que representa un aumento de unos 50 céntimos respecto al mismo periodo del año anterior. De manera similar, llenar un depósito medio de diésel tiene un coste actual de 84,75 euros, aproximadamente 60 céntimos más caro que en el mismo periodo del año pasado.
Estos precios actuales de los carburantes están por encima de los niveles anteriores al estallido de la guerra de Ucrania en 2022. Aunque aún no han alcanzado los máximos registrados en el verano de 2022, continúan presionando al alza la inflación.
El aumento de los precios de la gasolina y el diésel se atribuye a múltiples factores, incluida la cotización internacional del crudo, los impuestos, los costos de la materia prima y la logística, así como los márgenes brutos. La recuperación del valor de los carburantes se debe en parte a los constantes recortes de oferta de petróleo realizados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), así como a la tensión en Oriente Medio, especialmente entre Irán e Israel.
A nivel europeo, los precios de la gasolina y el diésel en España se mantienen por debajo de la media de la Unión Europea y la eurozona. Sin embargo, el impacto en la inflación nacional es notable, contribuyendo al repunte observado en abril.
En general, la escalada de precios de la gasolina está ejerciendo presión sobre la inflación en abril de 2024, afectando directamente a los consumidores y destacando la importancia de factores geopolíticos y económicos en la evolución de los precios de los carburantes.
Factores adicionales que influyen en la evolución de la inflación en España
La inflación en España ha alcanzado niveles preocupantes, marcando su punto más alto en los últimos 30 años. Si bien la guerra de Putin y la escalada de precios de la energía son factores significativos, otros elementos también contribuyen al aumento generalizado de los precios en la economía española.
Entre estos factores adicionales que influyen en la evolución de la inflación en España se encuentran los precios de la vivienda, que han experimentado un aumento notable en los últimos meses. El mercado inmobiliario en España ha sido históricamente volátil, y los cambios en los precios de la vivienda pueden tener un impacto significativo en la inflación general.
Además, los precios de la electricidad y los combustibles también desempeñan un papel importante en la inflación en España. Aunque ha habido una ligera disminución en los precios de la electricidad en el mercado mayorista en los últimos meses, esto no ha sido suficiente para contrarrestar el impacto general de los precios energéticos en la inflación. Los consumidores y las empresas siguen sintiendo la presión de los altos costos de la energía, lo que se traduce en un aumento de los precios de los bienes y servicios.
Por otro lado, la inflación de alimentos ha experimentado una desaceleración en los últimos meses, lo que ha contribuido a mitigar el aumento general de los precios. Sin embargo, esta tendencia podría revertirse si no se prorrogan las medidas fiscales vigentes, como los tipos reducidos del IVA en los alimentos básicos. La inflación de alimentos sigue siendo un factor importante a tener en cuenta, especialmente para los consumidores, cuyo presupuesto se ve afectado por los cambios en los precios de los alimentos.
Además, se destaca la importancia de la inflación subyacente, que excluye alimentos no elaborados y productos energéticos, en el panorama general de la inflación en España. La disminución de la inflación subyacente y su ubicación por debajo de la inflación general por primera vez en casi dos años sugiere una cierta estabilización en ciertos sectores de la economía española. Sin embargo, sigue siendo crucial monitorear de cerca esta métrica para comprender completamente la dinámica inflacionaria.
Otro componente influyente es la política fiscal y las decisiones del gobierno español en cuanto a la expansión del gasto público y las subvenciones a los precios de la energía. Si bien estas medidas pueden tener como objetivo mitigar el impacto de los shocks de oferta en la economía, también plantean interrogantes sobre la sostenibilidad de la deuda pública y su impacto en la inflación a medio y largo plazo. La implementación de políticas de rentas y otras intervenciones gubernamentales también puede influir en la dinámica inflacionaria en el país.
Además, la evolución del conflicto geopolítico y sus repercusiones en los precios de la energía y las materias primas son factores a tener en cuenta en la economía española. Dado que España es un importador neto de energía y tiene una importante dependencia de los recursos naturales para su actividad económica, cualquier perturbación en los mercados internacionales puede tener un impacto significativo en los niveles de inflación.
En resumen, la evolución de la inflación en España está influenciada por una variedad de factores adicionales más allá de la guerra de Putin y la escalada de precios de la energía. Los precios de la vivienda, la electricidad, los combustibles y los alimentos desempeñan roles significativos en el aumento generalizado de los precios en la economía española.