Cuando hacíamos de Antonio Lobato en casa: el Scalextric, mucho más que un juguete de carreras

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Ahora es muy fácil con los videojuegos de carreras o con la fiebre de la Fórmula 1 y Fernando Alonso, pero hace unas pocas décadas la mejor manera de vivir las competición del motor en casa era con el Scalextric. Desde su creación en la década de 1950, este juego de carreras eléctricas ha cautivado la imaginación de jóvenes y adultos por igual, convirtiéndose en un ícono en el mundo del entretenimiento en miniatura. En este extenso viaje a través de sus curvas y rectas, exploraremos la historia, la tecnología, la cultura y el impacto del Scalextric en la sociedad moderna.

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Cultura y comunidad alrededor

A lo largo de los años, el Scalextric ha generado una vibrante cultura de entusiastas y coleccionistas. Clubes, ferias y competiciones dedicadas a este juego se encuentran en todo el mundo, donde los aficionados se reúnen para compartir su pasión por las carreras en miniatura. Estos eventos no solo son una oportunidad para competir, sino también para intercambiar consejos, exhibir colecciones de autos y celebrar la nostalgia de este pasatiempo atemporal.

Además, el Scalextric ha dejado huella en la cultura popular. Ha aparecido en películas, programas de televisión y obras de arte, convirtiéndose en un símbolo reconocible de diversión y competencia. Su influencia se extiende más allá de los límites del juego en sí mismo, permeando la sociedad de una manera única y duradera.