Los dientes son una de nuestras cartas de presentación con las demás personas, en donde el cepillo nos ayuda a mantenerlos limpios. Es por eso que a este pequeño elemento debemos prestarle especial atención, ya que es elemental para garantizar una buena salud oral. Es que la aparición de bacterias en él, debido a la humedad o a una deficiente limpieza, pueden provocar que tu cepillado no garantice una correcta higiene.
¿Qué pasa si esto sucede? Pues nuestros dientes no quedarán del todo limpios. Quizás sí a la vista, pero gracias al cepillo se llenará de bacterias que pueden provocarnos alitosis, mal aliento e incluso enfermedades en la zona. Es por eso que a continuación te develaremos todos los trucos y secretos para que puedas limpiar, de forma eficiente, tu cepillo de dientes.
Pasos sencillos para tener un cepillo de dientes desinfectado
Para empezar, el sitio en el que normalmente utilizamos el cepillo de dientes es el baño. Este es un lugar en el que suele haber más humedad de lo habitual, por lo que también se debe realizar una mayor higiene. Apoyar el cepillo dental en una superficie que no esté lo suficientemente limpia supone un riesgo de contaminación de bacterias, por lo que se recomienda a diario llevar esta tarea a cabo.
Antes de llevar adelante el lavado, sin importar la hora o momento del día, es lavarte las manos antes y después de haberte cepillado los dientes. De este modo podrás limpiar tu cepillo reduciendo exponencialmente los riesgos de contaminación. Una vez el tema del entorno aclarado, nos centraremos ahora en dejar este elemento lo más pulcro y desinfectado posible
El cepillo cumple un rol central en la salud de tu boca
Después de utilizar el cepillo de dientes, ponlo debajo de un chorro de agua caliente durante unos minutos. La temperatura del agua ablandará las cerdas, lo que te permitirá limpiarlas para eliminar restos de pasta y alimentos. Luego frótalo con tu dedo pulgar de forma enérgica bajo el agua, para finalmente sacudirlo y dejarlo seco antes de ponerlo en su sitio habitual.
Es importante que el cepillo no toque las cerdas de otro, ya que se pueden transmitir enfermedades o infecciones. Para desinfectar, puedes usar bicarbonato de sodio y vinagre, ya que es muy eficiente para eliminar bacterias. Sumérgelo en una mezcla de dos cucharadas de vinagre y otras dos con bicarbonato de sodio durante al menos dos horas; para posteriormente dejarlo secar. Simplemente con agua hirviendo también puedes hacerlo, aunque también se recomienda cambiarlo cada tres meses.