Pocas personas son famosas incluso desde antes de nacer, y una de ellas es Paulina Rubio. Es que gracias a su madre Susana Dosamantes, las cámaras siempre la han rodeado a cada paso que hacía, ya que su éxito en el cine mexicano y otras virtudes llamaban la atención de la prensa. La ahora consagrada cantante podría haber adoptado un perfil bajo y lejos del mundo del espectáculo, pero lo tenía en la sangre.
A sus tempranos cuatro años de edad, Paulina Rubio comenzó a tomar clases de canto, pero no solo incursionó en el área que ahora domina sino que también hizo actuación, jazz y danza en un instituto derivado de Televisa, la cadena más preponderante del país latinoamericano. Su debut en la televisión como actriz infantil fue a los 10 años, en la película El Día del Compadre, donde apareció junto a xu mamá Susana y su hermano.
Paulina Rubio triunfa en la música y traspasa fronteras
Luego de estudiar en esa señal de TV, en el año 1982 forma el grupo Timbiriche y resultó ser su escalón al estrellato. Allí grabó diezonce álbumes de estudio y además logró discos de oro y platino, vendiendo millones de copias en todo el continente americano y España. Ya con diez años sobre sus espaldas en la música, a comienzos de la década del noventa se lanzaría como solista.
Tras formarse en esta nueva faceta en Estados Unidos, desembarca en España cuando firmó contrato con la discográfica EMI Music, lanzando el sencillo La chica dorada, el cual pasó a ser su apodo desde allí en adelante. Esto le permitió vender más de 300.000 copias, ganando fama a nivel mundial. Ya el próximo álbum duplicó las ventas y las giras en decenas de países llegaron, pero al mismo tiempo y sin descuidar el trabajo hacía apariciones esporádicas como actriz.
La nueva faceta de Paulina Rubio fuera de España
El país ibérico la adoptó como suya tras haberse instalado allí. De todos modos, un dato no menor es que su padre nació en España y por ende corría en su sangre también. Por su parte, el lado mediático de Paulina Rubio siempre dio que hablar, hasta que bajó su perfil tras casarse con Nicolás Vallejo-Nájera, con quien tuvo a su primer hijo en el año 2010.
Su pequeño Andrea terminó siendo su refugio, ya que a un año de haber nacido Paulina Rubio sufría el fallecimiento de su padre. Si bien se mantuvo activa y lúcida con la música, no fue la misma. Se terminó divorciando de Vallejo y con él mantuvo una batalla legal por la custodia de su hijo. Esto la hizo perder millones de dólares, dejándola al borde de la quiebra. Se reinventó como jurado en programas como La Voz México, buscando resurgir.