Que Óscar Puente tiene una relación complicada con los medios de comunicación no es ningún secreto. El ministro de Transportes siempre ha estado dispuesto a señalar aquellos medios que no comparten sus ideas, o que han usado en su contra algún adjetivo demasiado incómodo. Pero al mismo tiempo que publique una lista de medios de comunicación que lo han insultado, es una señal preocupante, y que recuerda a las actitudes del chavismo en Venezuela o de Trump en Estados Unidos, países donde los líderes han decidido que algunos medios son «enemigos del pueblo».
La forma en la que Óscar Puente ha señalado su incomodidad, además, recuerda sobre todo a la estrategia del chavismo, y en particular la de Diosdado Cabello. Uno de los líderes de las fuerzas armadas del país latino, vicepresidente de Hugo Chávez y expresidente de la Asamblea Nacional, órgano legislativo venezolano, más de una vez ha usado su programa de televisión para señalar medios que lo han insultado, incluso denunció a uno de ellos, El Nacional, y consiguió arrebatarles su redacción. Cabello recientemente incluso ha señalado al Chigüire Bipolar, periódico digital satírico, que vendría a ser el equivalente a El Mundo Today.
Lo cierto es que no es demasiado diferente a la estrategia del Ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, la misma que aplica con Ouigo. Su lista de medios e «insultos», que incluye desde faltas de respeto reales a descriptores como «provocador» o algunos señalados por el mismo como que le gusta hacer política desde el barro, es una jugada similar a la que han tomado otros populistas en su día y el paso siguiente, que ha dado a través de su cuenta de X, la red social antes conocida como Twitter, es mencionar directamente a los periodistas vinculados para intentar que sus 600.000 seguidores los señalen.
Es una realidad que hace que Óscar Puente pase de ser una anécdota graciosa a ser un peligro. Es cierto que hay medios que son sus víctimas favoritas, OkDiario o The Objective entre ellos, pero el peligro de señalar con nombre y apellidos, periodistas y dejar que sus seguidores apunten en redes o de otras formas es especialmente terrible y que la primera que usa de ejemplo sea Karina Sainz Borgo, columnista de ABC y migrante venezolana como quien escribe estas líneas, es además una ironía particularmente trágica. La propia Borgo, por su lado, ha hecho ya la comparación en sus redes.
ÓSCAR PUENTE APLICA LA ESTRATEGIA DE LOS FANÁTICOS POLÍTICOS
Como se ha dicho antes, además de peligrosa, la estrategia de Puente no es original. El Ministro de Transportes está jugando con sus redes de la misma forma que lo ha hecho el chavismo, el trumpismo o el bukelismo. Es parte de una generación de populistas que, como el troll adolescente de colegio, aprovechan la impersonalidad de las redes para mover a sus seguidores contra blancos que no puede perseguir de forma legal.
La forma de defenderse de las críticas de medio no es exponiendo a los periodistas a sus seguidores más extremos. Realmente sería resolver los problemas de su cartera, pero de momento la realidad es que tiene a Renfe con perdidas, que la opa que dejará Talgo en manos húngaras continúa y que el choque entre taxistas y VTC sigue creando caos para el transporte puerta a puerta en varias ciudades. Además de fracasar de momento en su cargo, su actitud, le da argumentos a quien compara el Gobierno de Sánchez con el de Maduro y aunque es evidente que está en el cargo para enfrentar figuras similares en otros partidos.
EL SIGUIENTE PASO: SEÑALAR USUARIOS DE TWITTER
La siguiente preocupación es que el ministro vaya más allá de los periodistas conocidos, así lo han hecho sus ejemplos internacionales. Además de intentar cambiar el nombre de The Objective y señalar a periodistas inmigrantes, es fácil imaginar que ahora apunte contra otros usuarios de redes, que están en situación si se puede más delicada. Hasta ahora se ha limitado a bloquear usuarios, pero es fácil pensar que puede compartir los mensajes que critican a Renfe con la misma comodidad con la que reclama contra artículos de opinión.
Al final no es una novedad. A figuras como él nunca les ha gustado leer críticas, se vio con otros miembros del Gobierno de Sánchez como Pablo Iglesias en su momento que irónicamente ha terminado dirigiendo un medio que hace comentarios similares pero contra políticos de la derecha.
Este puede ser el futuro de Puente cuando ya no sea necesario para el sanchismo, que cuando quiere limpiarse del barro ha sabido de separarse de estas figuras. En cualquier caso, solo hace falta revisar como el ministro se refiere a Ayuso para evidenciar que, a pesar de lo incómodo que se siente cuando lo señalan, a él no le molesta insultar a nadie.