Anoche un rugido llegado desde Sinaloa (Noroeste de México) levantó a la comunidad latina de Madrid, que junto a los fans españoles, bailaron los grandes éxitos de los pioneros del regional mexicano moderno. Los Tigres del Norte hicieron vibrar a los 8.000 seguidores que acudieron a su llamada en el Wizink Center de Madrid, que durante las casi tres horas de show se convirtió en la capital de Hispanoamérica.
Un mar de banderas de los diferentes países de habla hispana inundó ayer por la noche el Wizink Center en una clara muestra del poder de convocatoria que tienen estos sinaloenses entre los hispanoamericanos. Banderas de Colombia, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Perú, Ecuador, Venezuela y por supuesto de México, y su cada vez más poderosa colonia en España, reivindicaron durante el evento la hispanidad y el mestizaje que predomina en el continente americano frente a la visión única de «lo anglosajón».
Una reivindicación que tuvo su culmen en el penúltimo tema que Los Tigres del Norte tocaron durante el concierto, su famosa canción ‘Tres veces mojados’. Una reivindicación contra el racismo que sufren los hispanos al intentar cruzar la frontera de Estados Unidos. En ese mismo tema se reivindica las tres fronteras que muchos de los centroamericanos tienen que cruzar en su trayecto para poder alcanzar el ‘sueño americano’ y una vida mejor en Estados Unidos.
Un alegato que concluyo con el estribillo del tema cantado a coro por los allí presentes «somos mezcla de indios de 2 continentes con español, somos más americanos que el hijo de un anglosajón», gritaron con fuerza el público madrileños de Los Tigres del Norte. Una reivindicación total del mestizaje y que cada vez también es más reflejo de Madrid, punto de encuentro de todos los hispanoamericanos del planeta ayer y en el futuro.
CORRIDOS PRHOHIBIDOS
Pero el concierto no pudo empezar de otra manera que con un mix de varios de los temas incluidos en el álbum ‘Corridos prohibidos’ y otros de similar temática donde el grupo mexicano habla de las diferentes historias y situaciones derivadas del narcotráfico, la vida de frontera y la corrupción política. Así temas como ‘Ni parientes somos’, ‘Tumba falsa’, ‘La mesa del rincón’, ‘La reina del sur’ o ‘La banda del carro rojo’, se mezclaban con otros de ritmos más melódicos y caribeños, entre los que el repertorio incluyó también algún bolero para relajar la primera descarga.
El punto intermedio del show se vio amenizado por la entrada en escena del mariachi ‘Sol de América’ que junto al grupo de danza ‘Leyendas de México’ mostraron a los presentes un repertorio de temas clásicos del folklore mexicano en los que Los Tigres se defendieron correctamente, fuera de su estilo clásico norteño y de los corridos mexicanos. Los de Sinaloa tocaron varios temas del repertorio de Vicente Fernández para el que tuvieron un emotivo recuerdo.
Para remontar el vuelo volviendo a su repertorio más clásico con temas como ‘Jefe de jefes’, ‘Señor Locutor’ o ‘La rutina’. Con ellos llegaron los momentos más álgidos de la noche, incluyendo otro éxito más reciente como el ya mítico ‘Golpes en el corazón’, que en su día interpretaron con la también mejicana Paulina Rubio. Entre medias los sinaloenses tuvieron tiempo para agradecer su presencia en España a Quirino Ordaz, embajador de México en España, y que en su día fue gobernador de Sinaloa, el estado de donde proceden Los Tigres del Norte.
La traca final llegó entre ruidos de disparos como si de una balacera se tratase, llegando el punto culminante con unos de sus grandes éxitos históricos. La canción ‘Contrabando y Traición’. Un claro ejemplo de la temática que siempre ha rodeado al grupo y que los asistentes corearon al unísono. Poco a poco el show fue llegando al final, concluyendo el mismo con el citado ya ‘Tres veces mojado’ y ‘Gracias América’, un alegato a la unión de los pueblos del continente y al mestizaje, que en su día le valió el último de los 14 Premios Grammys que estos mexicanos universales ya poseen.
Entre banderas de los diferentes países hispanoamericanos y el griterío del público acabo un show que recorre lo mejor de la extensa discografía de un grupo con más de 50 años de historia y que lucha por mantener las tradiciones de los hispanoamericanos en un continente en el que siendo mayoría han sido marginados. Por unas horas el barrio de Goya pareció un rancho de la sierra de Sinaloa con cientos de personas con sus típicas guayaberas y sombreros norteños, ellos y con las botas de vaqueras ellas. Por unas horas Madrid fue la capital de la música de América, añorando que no tarden otros 14 años en volver.