Just Eat sigue manteniendo el principal factor que la diferencia de sus competidores en suelo español: Que sus repartidores tienen contratos directos, es decir, no son autónomos, y un sueldo mínimo en la plataforma, aunque este puede aumentar dependiendo de los pedidos. El problema es que esto los obliga a mantener un control mucho más directo sobre sus repartidores para evitar estrategias comunes de Glovo o de Uber Eats que siguen permitiendo el alquiler de cuentas, los usuarios compartidos y otra lista de infracciones que pueden ser consideradas violaciones de la ‘Ley rider’.
«A muchos les gusta decir que no hay problema, pero Just Eat aleatoriamente te pedirá tomar una foto de tu rostro y en la ubicación, no se puede abrir desde otro teléfono porque lo detecta», explica en Facebook un usuario de la aplicación, otros narran de viajes a las oficinas de la empresa por petición de la empresa. Además, al entregar los vehículos y los bolsos, la empresa consigue ver en persona a sus repartidores y evitar que se intercambien las cuentas.
Por supuesto, hay trabajadores y ex trabajadores que se arriesgan. Algunos venden su bolso a usuarios de otras plataformas para que puedan evitar a la policía, que sabe la cantidad de violaciones a la «ley rider» o directamente de repartidores sin papeles que usan otras aplicaciones, o algunos que han intercambiado cuentas para extender horarios, pero estos también asumen que enfrentan el riesgo de despido o de sanciones por parte de la empresa de reparto.
Son medidas importantes a tener en cuenta para Glovo y Uber Eats, pues pueden ser necesarias para enfrentar la nueva ley ahora que ha dado el salto a Europa. Aunque no es tan estricto como lo puede haber querido, Yolanda Díaz, el ‘Reglamento de trabajo en plataformas digitales’ de Europa, pone una lupa sobre este tipo de prácticas, y parece que le da una ventaja a Just Eat de cara al futuro del negocio en el continente.
LOS MOTIVOS POR LOS QUE JUST EAT SE HA PREPARADO PARA ENFRENTAR LA LEY RIDER
No es casual que la plataforma esté preparada para enfrentar este tipo de situaciones. Desde hace tiempo la empresa ha explicado la necesidad de que los repartidores sean contratados precisamente como una parte importante de su funcionamiento, no solo por los derechos de estos. No es casual que en España su directiva defendiera el nuevo reglamento europeo, como su director general, Iñigo Barea, defendió en su momento.
«En Just Eat España, como plataforma de delivery de referencia en España, siempre hemos cumplido con la ley, y nos alegra la votación mayoritaria de los países de la UE a favor de la Directiva Europea de Trabajo en Plataformas. Estamos a favor de una legislación Europea que ponga fin al modelo de falsos autónomos y que cree igualdad de condiciones para nuestro sector», explicaba sobre la aprobación del nuevo reglamento en Bruselas para la aplicación.
Por eso este tipo de estrategias son clave, y probablemente sea el momento de que Glovo se vea en un espejo. El control de la empresa sobre sus repartidores, y la necesidad de evitar que estos violen la ley, es clave también para el futuro de Just Eat y aunque de momento Glovo ha enfrentado esta realidad teniendo un presupuesto dispuesto para enfrentar sanciones, la situación es delicada.
JUST EAT Y SUS PRESUPUESTOS PARA TRABAJADORES
Es cierto de todos modos que la mayoría de los trabajadores de Just Eat cuentan con las bonificaciones que vienen por el volumen de repartos. Según Indeed, donde se publica un alto porcentaje de sus ofertas de trabajo, el promedio ofrecido como base a los repartidores es de 11.424 euros al año por 30 horas de trabajo a la semana. Esto apunta a que para muchos repartidores deben llegar a un mínimo de entregas para subsistir, sigue siendo parte de su realidad diaria. Al mismo tiempo, el tener un sueldo mínimo mensual cercano a los 1.000 euros mejora las condiciones de algunos de sus rivales.
En cualquier caso, es una diferencia respecto a la realidad de Glovo, que parece más dispuesta a enfrentar las multas que a cambiar su relación laboral con los riders. Al mismo tiempo, los repartidores suelen recordar que se trata de una situación delicada, pues muchos de ellos sobreviven precisamente gracias a cuentas alquiladas o compartidas sin permiso, lo que quizás sea el argumento de la empresa para mantener la petición del alta de autónomo para sus nuevos repartidores.
UN PROBLEMA REPUTACIONAL PARA LAS EMPRESAS DE REPARTO
La realidad es que el problema es evidente y la reputación de las empresas de reparto globalmente parece empeorar continuamente. El caso más reciente fue en Estados Unidos, donde Last Week Tonight, el programa del comediante británico John Oliver en HBO, desnudo sus problemas, su complicada relación con los trabajadores y las denuncias de los restaurantes en el país norteamericano.
El problema es que ser un blanco fácil los mantendrá en la boca de periodistas, comediantes y usuarios de redes sociales. Por tanto, estrategias como la de Just Eat pueden ser una guía a futuro para otras empresas.