Se burlan de Pablo Motos por lo que hace fuera de ‘El Hormiguero’: un «timo carísimo»

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El presentador de televisión Pablo Motos ha vuelto a generar controversia en las redes sociales, esta vez no por algún reto absurdo o por alguna entrevista polémica en su programa ‘El Hormiguero’, sino por promocionar un tratamiento de pseudociencia que ha despertado el escepticismo de muchos.

Acompañado por la doctora Anna Baeza, del SHA Wellness Clinic de Alicante, Motos se ha sometido a un proceso de plasma frío que, según afirman, tiene propiedades rejuvenecedoras. Sin embargo, los cuestionamientos sobre la eficacia y la validez científica de este procedimiento no se han hecho esperar.

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Realidad de la investigación sobre el plasma frío

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En el ámbito de la medicina y la biotecnología, el plasma frío ha surgido como una prometedora herramienta para la regeneración celular. Sin embargo, esta área de investigación está en una fase temprana y presenta desafíos significativos que deben abordarse antes de su aplicación clínica generalizada.

Uno de los principales desafíos al trabajar con plasma frío es la presencia de radicales libres, compuestos altamente reactivos que pueden desencadenar daño celular. La regulación precisa de estos radicales libres, así como de los iones y electrones libres generados durante el proceso, es fundamental para garantizar su seguridad y eficacia en aplicaciones médicas.

Si bien se ha sugerido que el plasma frío podría estimular la producción de ATP, la molécula de energía vital en las células, las evidencias actuales sugieren que este proceso es mucho más complejo de lo que inicialmente se creía. La producción de ATP a través de la fosforilación oxidativa en las mitocondrias requiere un delicado equilibrio de iones y gradientes de protones que no pueden replicarse fácilmente con el plasma frío.

Se ha especulado sobre la capacidad del plasma frío para estimular el nervio vago, un componente clave del sistema nervioso autónomo que se ha asociado con la regulación del estrés y la respuesta emocional. Sin embargo, la falta de evidencia científica sólida respaldando esta afirmación destaca la necesidad de una investigación más profunda y rigurosa en este campo.