Cincuenta directivos de BIC se han reunido en Sevilla para dedicar su tiempo y energía a dos mejoras en la ciudad.
La Fundación Alalá dio la bienvenida a 20 de ellos que participaron en actividades artísticas (intervención mural comunitaria) en su sede de Sevilla. BIC también contribuyó con una donación financiera.
Fundación Alalá, que significa “alegría” en caló, apuesta por la integración de menores y jóvenes en riego de exclusión social a través del arte, cultura y deporte. Actualmente atiende a unos 400 menores, jóvenes y familias que reciben clases gratuitas de guitarra, baile, cante, percusión, teatro, artes plásticas, costura, fútbol, etc. en los barrios Polígono Sur (tradicionalmente conocido como las 3.000 viviendas de Sevilla) y Estancia Barrera de Jerez, Cádiz.
Por otro lado, el Colegio Angel Riviere acogió a 30 directivos BIC que ayudaron a instalar una importante señalización para la comunidad autista, a plantar un jardín y a montar juegos. BIC contribuyó también con una donación financiera.
Angel Riviere es una escuela para alumnos con trastorno del espectro autista. La misión del centro es «la educación integral de los alumnos con TEA en las diferentes etapas de su desarrollo físico, socio-comunicativo y cognitivo, basándose en las dimensiones de la calidad de vida, la adaptación del currículum y las necesidades específicas de la persona con TEA, a través de un apoyo especializado, una evaluación de las necesidades y programas de apoyo individualizados, la inclusión en los diferentes contextos comunitarios y el empoderamiento de las familias».
El consejero delegado de BIC, Gonzalve Bich, declaró: «Creemos que invertir en educación es invertir en el futuro. Como empresa profundamente arraigada en los valores de la comunidad, estamos comprometidos a apoyar iniciativas educativas en Sevilla que eleven e inspiren a los niños a desarrollar su potencial. Como padre de cuatro hijos, esta es una causa muy querida por mí, y este día me conmovió. El acceso a servicios educativos equitativos, especialmente para los niños desatendidos o con necesidades específicas, es esencial para crear un sistema más integrador en el que todos los niños tengan la oportunidad de triunfar».
En la actualidad, BIC es una de las marcas de bienes de consumo más conocidas y fiables del mundo, y vende 29 millones de productos al día en 160 países en sus tres categorías principales: Human Expression (papelería, creativa para la piel, escritura digital), Flame for Life (encendedores) y Blade Excellence (cuchillas).
BIC empodera a más de 15.000 profesionales en los cinco continentes para desarrollar sus carreras e inventar juntos el futuro de BIC. Cada ubicación de BIC permanece al servicio de su comunidad de origen, reflejando el desarrollo sostenible corporativo global y los compromisos filantrópicos a través de programas locales a medida que crean un impacto positivo y un cambio duradero.
Según informó BIC, desde la fundación de la empresa, la familia Bich ha creído «apasionadamente que la educación tiene el poder de cambiar el mundo. Más que un derecho humano, es la piedra angular de todo desarrollo personal y social. Creemos que la educación es crucial para el desarrollo del libre albedrío y la independencia, la confianza en la autoexpresión creativa y, al más alto nivel, proporciona oportunidades para combatir la pobreza».
En 2018, BIC se comprometió a mejorar las condiciones de aprendizaje de 250 millones de niños en todo el mundo para 2025. A finales de 2023, sus esfuerzos habrán apoyado a cerca de 200 millones de niños.