Después de Nadal, Alcaraz podría quedarse solo para defender el tenis español
Con las lesiónes de Rafa Nadal, el año sabático de Garbiñe Muguruza, la falta de continuidad de Paula Badosa y la clase media sin dar ese último paso, los éxitos en el tenis español se reducen prácticamente a las hazañas de Carlos Alcaraz. El joven tenista ha sido campeón de Wimbledon, ha ganado dos Masters 1000 y es el único capaz de hacer sombra en algún momento al gran protagonista del año: Novak Djokovic.
España siempre ha sido una cantera destacada en el tenis mundial, produciendo tanto estrellas como talentos emergentes. Y es que aunque el futuro parece prometedor con nombres como Daniel Rincón, Pablo Llamas, Martín Landaluce, Daniel Mérida, Jessica Bouzas o Ane Mintegi, el pasado año 2023 dejó mucho que desear, a pesar de los éxitos de Alcaraz. En 2024, todos los ojos están puestos en él, pero también hay expectación por el regreso de Nadal y Badosa, así como la posible vuelta de Muguruza.
Si Nadal se retira, ¿Qué nos queda en el tenis español?
Hace años, se alertó sobre el riesgo de estancamiento que amenazaba al tenis masculino español. Aunque figuras como Nadal, Ferrer y otros de su generación continuaban cosechando éxitos, empezaban a ser considerados veteranos, y no se vislumbraba un relevo generacional lo suficientemente sólido detrás de ellos.
Aparte de las estadísticas sobre la edad de los tenistas en los diversos niveles profesionales, hay un dato preocupante: España ha visto reducirse el número de jugadores con ranking profesional, pasando de alrededor de 140 en 2005 a tan solo 90 en la actualidad. Esto implica que hay menos oportunidades de progresión en el deporte. Por otro lado, Estados Unidos, que realizó un cambio estructural en sus torneos similar al implementado recientemente por la Federación Española, ha experimentado un aumento en el número de jugadores con ranking, pasando de 120 a 210.
Emilio Sánchez Vicario hace hincapié en la importancia de los clubes de tenis
Según explica Emilio Sánchez Vicario, la clave radica en cómo se guía a los jugadores hacia torneos que les permitan competir y avanzar en su carrera sin generar un coste económico excesivo. Emilio señala que la base del sistema español son los clubes, que históricamente han invertido en sus escuelas y han contribuido al aumento del nivel medio.
Sin embargo, este sistema carecía de una coordinación adecuada y de una planificación concreta. Con el tiempo, las escuelas han ido adoptando un enfoque más orientado hacia lo social, con menos viajes a torneos de competición en grupo, que solían ser el paso inicial hacia el profesionalismo. Emilio no busca reivindicar, sino aportar su conocimiento y experiencia como tenista y como formador.