El talento de Joaquín Cortés a la hora de bailar fue detectado prematuramente. Es que cuando era solo un niño, el oriundo de la provincia de Córdoba ya dejaba signos de que sería una estrella. Criado en una familia de gitanos, a los 12 años se mudan a Madrid y se anota en danza, estudiando diversos bailes para luego, tres años más tarde, poder ingresar al Ballet Nacional de España.
Esto le permitió al cordobés conocer grandes países del mundo muy destacados en la materia. Francia, Estados Unidos, Rusia e Italia fueron algunos de esos destinos, destacándose sobre el resto pese a su notable juventud. Es que más allá de su destreza física, tenía una entereza y porte digno de un experimentado. A partir de allí, todo fue un sueño para su carrera.
La vida artística de Joaquín Cortés, en alza
Tras insertarse en el ambiente, Joaquín Cortés abandona el Ballet Nacional de España y se une junto a otras figuras de renombre mundial en giras. Maya Plisetskaya, Silvie Guillem y Peter Schauffuss son algunas de ellas, pero al mismo tiempo colabora con las grandes empresas del globo en este ámbito. Su obra Pasión Gitana fue todo un éxito, recorriendo casi 50 países y recaudando una fortuna envidiable.
Su versatilidad también llamaba la atención: Fue con su tercer espectáculo Soul, que se jactaba de ser una mezcla de jazz, flamenco, gospel, música clásica y afrocubana, entre otras. Al mismo tiempo, como si esto fuera poco, incursiona en el cine. Pedro Almodóvar le dio un papel en su película La Flor de mi Secreto. Más adelantem Carlos Saura lo contrata para Flamenco.
Nuevo siglo, nueva vida para Joaquín Cortés
En los primeros años del siglo XXI siguió siendo más que popular, con giras en Viña del Mar, Bogotá y Puerto Rico. En este último país fue el bailarín de Jennifer López, algo inusual para ese entonces. En 2002 regresa al Royal Albert Hall de Londres, y sin apenas descanso continúa por toda Europa, manteniéndose así de ocupado hasta mediados del 2015, tras elegir descansar por algún tiempo.
Sin embargo le costó volver a los primeros planos, eclipsado por las nuevas generaciones y el cambio de paradigma. En 2017 hizo la obra Esencia, en el teatro de Barcelona. La crítica lo reconoció pero «ya no era lo mismo», pasando a una discreción artística que no imaginaba. Fue noticia en el 2023 cuando fue hospitalizado luego de desvanecerse en su casa, jugando con sus hijos. Llegó con poca saturación de oxígeno, pero no pasó a mayores.