Si hay algo que resalta en las novelas de Juego de Tronos, escritas por George R.R. Martin, es su notable desapego al tratar la muerte de figuras prominentes. De este modo, se logra plasmar una narrativa cruda donde la muerte se presenta como una amenaza latente que puede segar la vida de cualquier figura histórica, sin importar cuán querida sea por los seguidores. Los personajes de Martin exhiben una profunda complejidad psicológica marcada por conflictos internos y, especialmente, una evolución notable a lo largo de las obras.
1Lo que el creador de ‘Juego de Tronos’ habría hecho con Gandalf
Esta dinámica también se refleja claramente en la serie adaptada. Una de las principales razones por las que Juego de Tronos (2011), que está a punto de lanzar una nueva precuela, ha capturado la atención de millones de seguidores en todo el mundo es su imprevisibilidad al eliminar personajes que parecen intocables en la trama. Nadie está exento en el juego del poder en Poniente, como lo demostró la impactante Boda Roja, que resultó en la muerte de varios personajes clave para los seguidores de la serie. En la actualidad, la serie está disponible en HBO Max.
Esto ilustra la perspectiva de Martin sobre cómo abordar la muerte de personajes en una narrativa, y también explica por qué no está de acuerdo con la resurrección de Gandalf en Las Dos Torres. La muerte del Mago Gris en La Comunidad del Anillo representó un golpe significativo para la Compañía, al perder a su miembro más poderoso. Sin embargo, la naturaleza especial de Gandalf le permitió regresar a la Tierra Media con una fuerza renovada.
Cualquier fan de las películas de El Señor de los Anillos, dirigidas por Peter Jackson, recordará el momento en que Gandalf cae con el Balrog a las profundidades de Moria, lo que para Frodo y los demás miembros de la Compañía aparentemente significaba la muerte del personaje. No obstante, Gandalf regresaría en la segunda entrega como el Mago Blanco después de ser resucitado por Eru Ilúvatar.
La condición de Gandalf como Maiar le otorgaba una ventaja que los mortales de la Tierra Media no poseían: al morir, solo perdería su forma física como Istari, pero su espíritu persistiría, regresando a su forma original en Aman. Por lo tanto, debido a su rectitud y valor al enfrentarse al mal, Eru Ilúvatar decidió revivir a Gandalf y devolverlo con una fuerza aún mayor que la que tenía antes de su enfrentamiento con el Balrog.