Si bien el de la panadería es muy sabroso, sin lugar a dudas que el pan casero es una gran opción para comer en nuestras casas. Esa textura esponjosa, más natural y gastando menos dinero nos puede llegar a motivar en cualquier momento del día, aunque se debe contar con el tiempo suficiente para hacerlo. Pero más allá de esto, hay personas que tienen algunas restricciones a la hora de ingerir alimentos.
Muchas de estas en España, cerca del 2% de la población y entre 500.000 y 900.000, son celíacas. Es por eso que a lo largo de su vida (no es algo que tenga cura), deben llevar adelante una estricta dieta para cuidar su salir al máximo. No es fácil encontrar comida sin TACC, y para colmo estos productos suelen ser mucho más costosos si se los compara con los tradicionales.
La opción del pan casero sin gluten
Si eres de Cangas del Narcea, en Asturias, quizás te sea normal la ingesta de este alimento. Es que es la única región española que elabora sus alimentos 100% libre de gluten, una iniciativa a tener en cuenta. Volviendo al pan, el mismo requiere un tiempo prudencial de preparación, mucha paciencia, técnica y sobre todo ganas. Existen muchos métodos para hacerlo, desde ya.
En primer lugar, un novato que siempre cocinó pan casero tradicional se encontrará con una consistencia totalmente distinta. Es que la misma es dura, las migas se salen de todas partes y tarda mucho más en levar. Pero tranquilos, que a continuación les dejaremos no solo algunas recetas para su óptima preparación, sino que además habrá detrás de ellas consejos muy útiles.
Pan casero sin gluten: Un sabor delicioso y fácil
Dejando de lado los conocimientos de cómo hacer un pan casero tradicional, es momento de empezar a anotar. En primer lugar se debe reemplazar la harina convencional con una sin TACC. Antes se debe tener a mano una varilla manual, una espátula de goma, una rasqueta para manipular dicha harina en la superficie elegida y un recipiente grande (preferentemente de goma) para amasar.
Por otro lado, se debe dejar de lado la inspiración o ganas de «cambiarle/añadirle» algo extra. El pan sin gluten es enemigo de estas cosas y podrías fracasar en el intento. Con cuatro cosas básicas ya estarás listo para comenzar: Harina especial, agua, fermento y sal. Además, se debe tener un sustituto del gluten que ligue los ingredientes, y un poco de miel o azúcar para dorar nuestro producto.