Carlos Alcaraz vuelve a dominar el juego y supera al francés Monfils con una gran diferencia
Carlos Alcaraz ha vuelto a brillar, y esta vez ha sido en su paso por la tercera ronda del Miami Open. El joven tenista español se destacó durante una hora y 13 minutos para superar a Gael Monfils, quien por momentos mostró destellos de su talento, pero esta vez el protagonismo estaba firmemente del lado de Alcaraz. El marcador final de 6-2 y 6-4 podría haber sido aún más abrumador si Alcaraz no hubiera aflojado un poco hacia el final, permitiendo que su oponente recuperara algo de terreno y maquillara el resultado.
El encuentro mostró un ganador evidente y un dominador absoluto. Monfils apenas pudo seguir el ritmo de su oponente durante los primeros cuatro juegos, y luego se vio obligado a adaptarse al juego propuesto por el español, a pesar de que hacia el final del partido pudo recuperar, pero finalmente no le sirvió de mucho ya que Alcaraz se hizo con el partido.
Carlos Alcaraz dominó la agresividad del francés
Es cierto que la agresividad del francés complicó la situación al español en el cuarto juego, pero después de eso, su resistencia se desvaneció. Para cuando «volvió» al partido, ya habían transcurrido siete juegos, había perdido el primer set, dos de sus saques en blanco y también estaba cediendo en la segunda manga por 2-0 con un Carlos Alcaraz que no cometía errores.
Alcaraz, mostrando una solidez sin apenas errores, manejó su servicio con eficacia y devolvió todos los saques del francés, convirtiéndose en una fuerza imparable ante la cual Monfils apenas pudo resistir. Aunque en el quinto juego, una mala pisada de Monfils le provocó un dolor en el tendón de Aquiles que le llevó a perder su saque por primera vez, el nivel de juego que estaba demostrando Alcaraz sugería que era solo cuestión de tiempo antes de que el español tomara el control total del partido.
Alcaraz le coge el gusto al espectáculo
Monfils logró mantener el ritmo del tenista murciano mientras conservó su energía física, pero finalmente se rindió cuando, en el segundo set, intentó todo lo posible para igualar la contienda después de ceder un quiebre inicial y se encontró con un adversario imparable: un Alcaraz que no solo devolvía las bolas con maestría, sino que también ofrecía un espectáculo que deleitaba al público.
Con un marcador de 6-2 y 5-1, todo parecía resuelto para que el español sellara la victoria en el partido, pero se relajó demasiado y permitió que Monfils ganara tres juegos consecutivos, dando emoción a un set y un encuentro que habían estado casi decididos. Alcaraz tuvo que retomar su concentración para cerrar el enfrentamiento con un juego en blanco.