Sentarse siempre en la misma silla para ver los partidos de fútbol, llevar a una entrevista laboral la querida «corbata de la suerte» o no pasar por debajo de una escalera. La superstición está presente en millones de personas alrededor del mundo, y pese a que hay muchos a los que este tema les parece infantil o imposible, lo cierto es que tiene más vigencia que nunca.
El diccionario define a la superstición como a una creencia contraria a la razón que atribuye una explicación mágica o sobrenatural de las cosas, sin ningún fundamento científico que logre desespaldar. Hay bastas maneras de poder contarlo, ya que va desde la buena o mala suerte, fantasmas o hábitos que se realizan de manera cotidiana por el ser humano, dejando de lado las explicaciones racionales.
Tradiciones populares de la superstición
Lógicamente que cada región del mundo tiene lo suyo. Sin embargo, la globalización y el internet hizo posible que creencias populares de Asia como el feng-shui desembarquen en occidente. La astrología, tarot, reiki, magia, espiritismo, ritos mágicos o cartomancia son algunos de ellos, en donde la lógica no está precisamente presente y las personas se atan a ellas para forjar su destino.
Detrás de esto se encuentra el mercado, en donde las personas que lo enseñan pueden obtener grandes sumas de dinero. Es normal poder observar en las calles grandes edificios que brinden algunas de estas cosas mencionadas en la lista, en donde cualquiera puede ingresar si es que sigue un patrón de reglas claras. Al fin de cuentas, psicológicamente esto reconforta y sirve como placebo.
La superstición analizada desde la psicología
Existe un lado negativo en cuanto a la superstición, en donde la psicología cumple un rol fundamental. La creencia popular de observar espíritus, fenómenos paranormales y demás han sido diagnosticadas como enfermedades mentales. La religión y la ciencia, por consiguiente, discuten todavía este tipo de cuestiones, en donde una vez más el dinero juega un rol más que importante de por medio.
Ya en un plano más relajado y hasta «inofensivo» existen creencias sobre la superstición. Algún conocido o incluso nosotros mismos hemos dicho «tuve mala suerte», atribuyéndole a un ente desconocido la consecuencia de una decisión que tomamos. Abarca varios aspectos que incluso están tan instalados socialmente que, al decirlos, no tomamos la real dimensión. Lo cierto es que cruzar los dedos, sentarse en el mismo lugar de manera cotidiana o tomar el mismo camino a diario se seguirá practicando.