Tras ser expulsada de Supervivientes hace apenas un par de días de la playa, Rocío Madrid se unía a Lorena Morlote para convivir junto a Laura Matamoros y Kiko Jiménez en la zona de los desterrados, alargando así su estancia en el concurso. En su expulsión, reconocía haberse sentido fuera de lugar y se enfrentaba a un par más de noches en el reality, como mínimo, hasta que se describiera quién sería el primer expulsado definitivo.
Gracias al juego de la noche, Laura Matamoros se alzaba como vencedora y se proclamaba líder de la Playa Limbo y Kiko Jiménez era el primer salvado de la noche. Sandra Barneda desvelaba que, durante la emisión, la persona que menos apoyo había recibido por parte de la audiencia había cambiado a lo largo de la noche, algo que sorprendía a los concursantes. Ahora ya la decisión estaba entre Rocío Madrid y Lorena Morlote.
Antes de desvelar el resultado final, Rocío confesaba su deseo de marcharse debido a su malestar: «está muy bien si me marcho y, si me quedo, lo voy a seguir pasando mal, me parece, pero que sea lo que tenga que ser». Al escuchar su nombre, su rostro mostraba un profundo alivio mientras agradecía a la audiencia haber escuchado su petición puesto que dudaba haber podido aguantar un par de días más. Recordaba a sus familiares, con quienes desea reencontrarse pronto: «Estoy feliz de irme, feliz, no os podéis ni imaginar cómo. O sea, qué ganas de ver a mis niñas y a mi Morales y a mi hermana y a mi familia y a todos. Ya está, ya está. Bien, bien, bien. Uf, qué descanso».
Tras el abandono de Zayra Gutiérrez debido a sus problemas de espalda, quedaba una vacante en el concurso y durante el programa se desvelaba quién relevaría a la hija del futbolista. La presentadora le presentaba como «puro fuego, pura hoguera» y en plató entraba Marieta. El público se ponía en pie para recibir a la nueva concursante que volará a Honduras a lo largo de la próxima semana.